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– Estoy dándole vueltas a la idea de pedir una excedencia en mi trabajo, pero tengo miedo a perder el empleo. ¿Qué puedo hacer?

– La figura jurídica de la excedencia voluntaria constituye un derecho del trabajador a interrumpir su relación laboral, siempre y cuando se reúnan determinados requisitos y bajo ciertas condiciones. En todo caso, es importante saber a lo que se expone legalmente.

La excedencia voluntaria es un derecho del trabajador si en la petición se dan determinadas circunstancias: puede venir motivada por un interés personal o profesional, sin que se exija que se explicite la causa; su duración está comprendida entre los cuatro meses y los cinco años; el trabajador que la solicite ha de tener al menos un año de antigüedad en la empresa; y deben haber transcurrido más de cuatro años desde la finalización de la anterior excedencia.

Pese a tratarse de un derecho del trabajador, lo cierto es que la excedencia no se reconoce de manera automática, sino que requiere de una solicitud por escrito, indicando la fecha de inicio y término, con una antelación prudente que permita al empresario adoptar las medidas oportunas, así como el reconocimiento expreso por parte de este último.

Como principales rasgos de la excedencia voluntaria, podemos destacar la exoneración de las obligaciones recíprocas de las partes (trabajar y remunerar), su tiempo no computa a efectos de antigüedad y el trabajador no tiene derecho durante la misma a la reserva de su puesto de trabajo, sino únicamente un derecho preferente al reingreso en caso de existencia de vacante igual o similar a su grupo profesional. Esta última característica implica que no pueda considerarse la excedencia voluntaria como una suspensión de la relación laboral, salvo, obviamente, que se haya pactado lo contrario. Y precisamente, como consecuencia de esto, durante su vigencia la empresa no tiene obligación de cotizar, por lo que esta excedencia no es una situación asimilada al alta ni una situación legal de desempleo.

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Por otro lado, el trabajador tiene la obligación de solicitar su reincorporación antes de que la situación de excedencia llegue a término, aunque no existe un plazo concreto para ello. De no hacerlo, decae el derecho al reingreso.

Posición de la empresa

Formulada la citada solicitud, la empresa puede adoptar las siguientes posiciones:

Negar el derecho al reingreso. Lleva implícita una manifiesta voluntad de extinguir el vínculo contractual, lo que legitima al trabajador para accionar por despido.
Denegar la reincorporación por inexistencia de vacante. Si la empresa no manifiesta voluntad inequívoca de extinguir la relación laboral y el trabajador no dice nada, se entiende tácitamente prorrogada la excedencia hasta que exista vacante, de lo que tendrá que informarle el empleador. En caso contrario, el trabajador podrá accionar por despido (ante la voluntad inequívoca de la empresa de extinguir) o reclamar su derecho al reingreso (ante el desconocimiento por la empresa de su derecho o rechazo de posterior solicitud de reingreso), admitiéndose incluso la acción de resarcimiento de daños y perjuicios.
No contestar a la petición. Implica una negativa a la solicitud, pero no una manifestación de extinción del vínculo contractual. Sus efectos son los mismos que en el supuesto anterior.
Aceptar la reincorporación. Se le ofrecerá al trabajador una vacante.

Sin perjuicio de estas reglas generales, habrá que atenerse a lo previsto en el convenio colectivo de aplicación en cada caso o pacto entre las partes. Y no obstante lo expuesto, la casuística es tan extensa en esta materia que cada supuesto merece ser objeto de un estudio concreto y pormenorizado.

Por último, ¿qué ocurre con el trabajador en situación de excedencia voluntaria si se produce un despido colectivo por cierre de empresa? Aunque el trabajador figure entre los afectados por el despido, no tendrá derecho a indemnización por extinción, pues al no prestar servicios efectivos, no se pierde su puesto de trabajo.