Vivimos una época en la que somos testigos de sucesivos hechos que nos dan cuenta de un progresivo daño a la convivencia entre las personas.
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Hechos de violencia de diversa índole se suceden a diario en distintos espacios de nuestra sociedad, dándonos cuenta de que en diversas realidades han germinado “semillas de guerra” que nos hacen daño y nos destruyen, ¿Qué podemos hacer al respecto? ¿Cuál debe ser nuestra reacción?
El tiempo en San Agustín
San Agustín de Hipona, en el siglo V de nuestra era, escribía: “Los tiempos son malos; seamos mejores, y los tiempos serán mejores, nosotros somos el tiempo”. Con esta frase, el ‘doctor de la gracia’ nos hace ver la responsabilidad personal y colectiva en el rumbo que toma la historia. Si hoy presenciamos la guerra, tanto en las familias como también entre naciones, es porque hemos descuidado nuestra misión de ser mejores personas para así ‘mejorar nuestro tiempo’. Seamos respetuosos del valor ontológico que tenemos todos los seres humanos, forjemos lazos con los demás desde el reconocimiento de la dignidad intrínseca que hay en cada persona. Que eso tenga una especial consideración en cada uno de nuestros actos.
Seguir el ejemplo de Jesús
En el Evangelio, el Señor dice a sus apóstoles: “La paz les dejo, mi paz les doy” (Jn 14, 27). La vida, obra y mensaje de Jesús, es para nosotros el mejor ejemplo de cómo promover la paz en medio del mundo. Pidamos al Señor que nos de su Espíritu para animarnos a ser ‘artesanos de la paz’ que el mundo necesita, como nos señala el Papa Francisco.
Por Patricio Bahamondes. Academia de Líderes Católicos Chile