“Entonces Jesús le dijo: —Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí vivirá, aunque muera; y todo el que vive y cree en mí no morirá jamás-“. Juan 11, 25-26.
- WHATSAPP: Sigue nuestro canal para recibir gratis la mejor información
- PODCAST: El Viernes Santo… y las estaciones de la información
- Regístrate en el boletín gratuito
¿Aceptamos el mensaje? ¿vivimos el mensaje? ¿compartimos el mensaje? La respuesta está en el corazón de cada persona. ¡Felices Pascuas de Resurrección!
Es tiempo de cambiar y de renovarnos, para evaluar nuestros actos y acciones, es momento para darle paso al mensaje que nos rescata y salva de nuestras miserias, es la esperanza de volverlo a intentar. Se trata de una verdadera oportunidad que deberíamos aprovechar con todo nuestro ser, porque el mensaje de Jesucristo es renovación pura, esperanza clara y nos da el valor para enfrentar cualquier reto, especialmente: cambiar nuestra manera de vivir.
Por Él somos salvos, por su pasión y muerte nos rescata de nuestros fallos, de todos nuestros pecados. Nos da la oportunidad de resucitar a la vida, alejarnos del pecado y aceptar el amor del Hijo de Dios, ese amor que nos renueva y nos da sentido a nuestra existencia. Vivir para Dios. Es una alegría que sólo el auténtico creyente siente, es un mensaje que va más allá de nuestro entendimiento, alegría sin límites.
¡Ha resucitado! ¡Ha vuelto para quedarse con nosotros! ¡Lo prometió y lo cumplió! Entender esta alegría no es sencillo, pero quienes le vieron y tuvieron la oportunidad de presenciar su regreso, seguro que se emocionaron y les costó trabajo entender la presencia del maestro una vez más entre ellos. Dichosos quienes le vieron y más dichosos aquellos que creen sin haber visto, comenta el texto bíblico.
Con Él, la vida tiene una nueva oportunidad
Cuánta falta hace en estos días recibir mensajes esperanzadores, los medios de comunicación y las redes sociales sólo comparten malas y terribles noticias, enalteciendo la miseria de algunos seres humanos. Muerte, violencia, depravación, estafas y un sinfín de actividades que llegan a hacernos dudar acerca de nuestra bondad.
Es momento de recobrar nuestra esperanza, nuestra dignidad como hijos de Dios y volver a creer en el Dios de la historia, en el Hijo del Hombre que se hizo uno con nosotros para entendernos y dejarnos el mensaje que nos da fuerza y esperanza en los momentos de dificultad o cuando nuestras fuerzas ya no pueden. ¡Ha resucitado!
Y con Él, la vida tiene una nueva oportunidad, con sus enseñanzas podemos enfrentar los problemas cotidianos y sentir que hay un Padre amoroso que sabe, entiende y nos acompaña. Los evangelistas nos comparten la inmensa alegría de ver entre ellos al maestro, la sorpresa y la incredulidad de otros, pero quienes le vieron no pudieron esconder su emoción, esa que hoy se comparte porque venció a la muerte como lo había prometido.
¡Regresó! Y lo hizo para quedarse con nosotros. Sentirnos renovados es la enseñanza que debemos compartir, hemos dejado al hombre viejo para darle paso a una nueva oportunidad en nuestras vidas, es un recordatorio de que podemos ser mejores personas y como sociedad vivir y entender la compasión, ayudando a quienes más lo necesitan. El poder de Dios en nuestras vidas nos permite creer que con Él todo es posible.
“En ese momento entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; y vio y creyó. Hasta entonces no habían entendido la Escritura, que dice que Jesús tenía que resucitar“. Juan 20, 8-9.