¿Conoce el Tribunal Supremo la legislación levítica?


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Escribía Marta Varela el pasado 11 de julio en El Comercio: “Una sentencia del Tribunal Supremo, del pasado 3 de julio, ratifica el auto de la Audiencia Provincial de mayo de 2017 en el que se obliga a unos abuelos de Langreo a colaborar mensualmente con 100 euros por cada nieto en la manutención de los mismos, debido a la precariedad en la que viven con su madre desde 2015, cuando se divorció del hijo de los condenados y padre de los niños, de 8 y 12 años”.

Desconozco si los jueces del mencionado Tribunal Supremo conocen la legislación veterotestamentaria referente a la solidaridad familiar, pero su auto se alinea por completo con ella. Esa legislación del Antiguo Testamento es la que dice, por ejemplo, que “si el emigrante o huésped que mora contigo adquiere bienes, y un hermano tuyo se empobrece en negocios que tiene con él, y se vende al emigrante que mora contigo, o a algún descendiente de la familia del emigrante, después de haberse vendido le quedará el derecho de rescate: lo rescatará uno de sus hermanos, su tío paterno, o su primo, o algún otro pariente cercano dentro de su familia; él mismo podrá también rescatarse si le alcanzan los recursos” (Lv 25,47-49).

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O sea, en la legislación del Antiguo Testamento se contempla la figura del pariente cercano, por vía paterna, que, por el hecho de ser de la misma familia, tiene la obligación de velar por el pariente caído en desgracia, bien sea que haya tenido que vender una propiedad o incluso a sí mismo. Ese pariente cercano –el ‘go’el’– tendrá que procurar que los bienes familiares –propiedades o libertad– no salgan fuera de la familia.

La “filosofía” de esta concepción, traducida luego en legislación, es que la familia, el clan, es el valor supremo que hay que salvaguardar, y que los miembros de esa familia o ese clan están a su servicio. Aunque a nosotros nos suene extraño, esta manera de pensar es la que ha regido –o rige– en el mundo mediterráneo desde la antigüedad. Un claro ejemplo de esto que decimos es cómo funciona la mafia, reflejado a la perfección en las películas de la saga ‘El padrino’.