Profesor universitario, responsable de Derechos Humanos de Justicia y Paz y vicepresidente de la Federación Española para la Promoción y Defensa de los Derechos Humanos

Continuaré aplaudiendo


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En los últimos días se ha hecho público en redes sociales un mensaje sin firmar que animaba a “dar un final digno” a la cita diaria de los aplausos que cada tarde damos a los sanitarios a las ocho de la tarde con un gran aplauso final de tres minutos el próximo domingo para así “no dejar que mueran los aplausos poco a poco”.



Tengo que reconocer que cuando recibí el mensaje lo acepté enseguida y hasta me gustó. Es verdad que los aplausos van decayendo poco a poco y podía tener sentido hacer un gesto de ese tipo. Pero ¿por qué precisamente en este momento en el que todavía sigue habiendo muertos cada día, en el que el número de contagios sigue aumentando…?

¿Y si fuera algo más global?

Mi sospecha fue creciendo cuando escuchando una emisora de radio británica, de un país que actualmente tiene el número más alto de fallecidos de Europa y que no acaba de controlarlo también hacía un llamado a ese mismo aplauso final…

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A lo mejor esto que voy a compartirles es una idea peregrina, o un pensamiento retorcido inspirado por los numerosos días de confinamiento, pero ¿no es demasiada casualidad que se pida el final de los aplausos justamente en un momento en el que se está produciendo un conflicto ético entre si deben prevalecer los criterios de salud o los criterios de la empresa? ¿No será que empiezan a resultar incómodos los aplausos a los sanitarios en determinados ámbitos políticos y económicos?

Por si las dudas el lunes seguiré aplaudiendo…