A comienzos de 2021 el Festival de Sundance ha proyectado con gran éxito en su sección oficial el documental Rebel Hearts. Dirigido por el joven católico brasileño Pedro Kos –premiado en los Emmys-, cuenta la transformación conciliar de las Misioneras del Sagrado Corazón de María: cómo se liberaron plenamente como mujeres, se comprometieron con el pueblo y crearon una fecunda obra espiritual y cultural.
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⏯️ Corazones rebeldes (2)
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— Revista Vida Nueva (@Revista_VN) March 14, 2021
También muestra la opresión sufrida por el patriarcalismo eclesiástico que las expulsó de todos sus colegios y espacios eclesiales de Los Ángeles. La Iglesia necesita esos corazones de ayer y de hoy, rebeldes como el de Cristo, voces proféticas. Sin ellos, resistiremos pétreamente a los signos del Buen Espíritu.
Hay momentos en que la humanidad da saltos cualitativos y ahora lo estamos dando. La participación equitativa de las mujeres, por sus dimensiones y profundidad, ha creado una situación radicalmente inédita en la Historia. Especialmente la conciencia de las nuevas generaciones ha convertido en obsoletas e injustas diferencias consideradas casi sagradas.
Es un cambio disruptivo, rápido y definitivo. No un viento temporal, sino una profundización civilizatoria en la verdadera humanidad y el Evangelio. Quien lo ignore, excluirá a cientos de millones de mujeres, especialmente jóvenes. Quien quiera esperar un siglo, lo perderá.
María, por delante
Pese a la revolucionaria revelación de lo femenino que supuso para la humanidad María, madre de Jesús, no podemos comprenderla en todo su alcance sin abrirnos radicalmente a la plena participación equitativa de las mujeres en la sociedad y la Iglesia. María nos espera muy por delante de donde estamos.
Se dan avances positivos, pero nimios. El derecho canónico permite ahora que las mujeres lean en el templo y hay una mujer que podrá votar en el sínodo. Es el síndrome de Yentl. Al revés que el hombre en la Luna, suponen grandes pasos para la Iglesia, pero pequeños pasos para la humanidad.