El pasado 10 de octubre de 2024, el Parlamento Europeo planteo un debate en torno al aumento de la intolerancia religiosa en Europa, poniéndose se manifiesto algunas preocupaciones sobre la libertad de culto. Curioso que este debate se organizaba mientras en España no dejan de oírse informaciones desde los partidos políticos dando por hecho un acuerdo para derogar el delito de ofensas contra los sentimientos religiosos.
- WHATSAPP: Sigue nuestro canal para recibir gratis la mejor información
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
Polarización y extremismo
El periódico La Croix recogía que Margaritis Schinas, vicepresidente de la Comisión Europea, dedicó su intervención a destacar el compromiso de la Unión Europea por proteger los derechos de las personas de todas las religiones frente a la creciente polarización y extremismo en la región. Entre los datos que ofreció está que una encuesta señala que el 76% de los encuestados ocultan su identidad judía tras el aumento de las hostilidades entre Israel y Hammas y que se recogen datos sobre el aumento de la hostilidad hacia los musulmanes.
Lejos de minusvalorar la cuestión, los eurodiputados subrayaron la libertad religiosa como un derecho fundamental. Sin embargo, –como sucede seguramente en muchos de los países europeos– algunos miembros de los grupos de la extrema derecha vincularon esta intolerancia con la inmigración, provocando un intercambio acalorado en el hemiciclo. Schinas, por su partes, clausuró las intervenciones reivindicando que la intolerancia debe combatirse y propuso un enfoque basado en el diálogo y la comprensión. Aunque él no será responsable del tema en la próxima Comisión que está a punto de comenzar a funcionar, se designó a un diplomático belga, Frans van Daele, como enviado especial para promover la libertad de religión fuera de la Unión Europea.
No sé si este rol sería imaginable en contextos con la política tan polarizada como España. Ahora bien, si la intolerancia religiosa crece en el Viejo Continente es solo como reflejo de una intolerancia social mayor.