Parece claro, por los motivos que he expuesto durante las cuatro anteriores semanas, que poner el crecimiento económico como principal objetivo de nuestras sociedades es una propuesta que, no solo no cumple con las promesas y las esperanzas que en él se depositan, sino que podemos considerar como insensata, porque es imposible de sostener a largo plazo sin provocar un colapso en nuestro planeta tierra. Cuando se realiza esta afirmación, muchos piensan que la única alternativa es el decrecimiento. Que todos aquellos que creemos y argumentamos, que el crecimiento no puede ser el objetivo principal de nuestras economías, estamos proponiendo el decrecimiento como objetivo alternativo.
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Esta suposición no es cierta. Como ya argumenté en mi libro ‘Más allá del decrecimiento‘, lo mismo que el crecimiento no debería ser el norte de nuestra actuación, el decrecimiento tampoco debería serlo. En un mundo polarizado y, muchas veces sin matices, entenderlo así es lo más sencillo, porque lo contrario a crecer es decrecer. Si no debemos centrarnos en hacer una cosa, debemos hacerlo en la contraria. Pero la vida y la sociedad no es tan simple. No tiene sentido que nuestro objetivo sea decrecer ¿Hasta cuando? ¿Qué pretendemos con ello? ¿Empeorar? ¿Ser más ecológicos?
El crecimiento y el decrecimiento no deben ser vistos como objetivos finales de la actividad económica, sino como medios para lograr otros objetivos más interesantes. Puede haber personas, empresas o comunidades que tengan unas rentas tan bajas que necesiten crecer, por supuesto, no es malo el crecimiento por sí mismo. Pero también sucede lo contrario, puede haber personas, comunidades o pueblos que necesiten decrecer, tener menos para ser más felices, más sostenibles, para vivir mejor. Las situaciones son múltiples y las necesidades que tenemos en cada momento también.
Crecimiento y decrecimiento tenemos que verlos, por tanto, no como objetivos finales de nuestra actuación, sino como medios que tenemos que utilizar según la situación en la que estemos para lograr otros fines que sean más interesantes. Crecer o decrecer son instrumentos que tenemos que utilizar para lograr nuestros objetivos vitales y económicos. ¿Y cuáles son estos?
Vida plena
Como personas queremos tener una vida plena. La economía tiene que subordinarse a esto y, para que esta cumpla su función, tenemos que obtener lo suficiente para llevar una vida digna. Sin el soporte material que nos permita vivir con dignidad, difícilmente vamos a llevar esa vida plena a la que aspiramos. Por ello, crecimiento y decrecimiento debemos ponerlos al servicio de esa vida plena a la que todos aspiramos para la que necesitamos unos ingresos dignos. En ocasiones tendremos que crecer, para alcanzar un nivel de vida digno, y en ocasiones tendremos que decrecer cuando nos ahoguemos en el sinsentido de la opulencia y la codicia.