¿Cuántas clases de familias hay?


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Dicen que no tardará mucho en llegar una ley sobre las familias, en la línea de otras leyes que, supuestamente, garantizan una serie de derechos para toda clase de ‘colectivos’ (aunque algunas de ellas, como la del “solo sí es sí”, está permitiendo que violadores y agresores sexuales puedan rebajar sus penas). Al parecer, en esa ley de familias se contemplarán hasta dieciséis tipos, como “transnacional”, “intercultural”, “biparental”, “reconstituida”, “retornada”, “joven”, “monomarental”, etc.



Algunas de las que aparecen en la Biblia sin duda encontrarían acomodo en esta tipología. Así, hallamos familias con un solo padre –quizá por haber enviudado–, como la del sacerdote Elí y sus dos hijos en el santuario de Siló, o probablemente la más conocida de la parábola llamada del hijo pródigo, donde a muchos intérpretes les ha llamado la atención la ausencia de la madre (¿quizá porque el padre ya cumple de sobra las funciones “maternales”?). Si hablamos de familias “monomarentales” –también por viudez–, hay muchas en la Escritura. Por citar solo dos, la de la viuda de Sarepta o la de aquella otra viuda que vivía en Naín y cuyo hijo había muerto, y al que Jesús devuelve a la vida. Seguro que hasta la propia familia de Jesús entraría en alguna de las dieciséis categorías: una mujer casada con un hombre que no es el padre del hijo que esperan.

Jacob y Salomón

Pero supongo que entre las categorías de familia que contemplará la ley no entraría la de Jacob, casado con dos mujeres –hermanas– y que tiene hijos con las dos hermanas y con sus respectivas esclavas, o como la de David, del que la Biblia dice que tuvo ocho esposas. Aunque no llega a la altura de su hijo Salomón, que “tuvo setecientas mujeres con rango de princesas y trescientas concubinas” (1 Re 11,3). Difícilmente la Seguridad Social podría aguantar esta situación.

Familia Bn

En realidad, probablemente ninguna de estas familias de la Escritura serían contempladas como tales en esa ley de familias, habida cuenta de que todas ellas comparten la característica de ser patriarcales, con la mujer subordinada al varón, que ocupaba el centro y ejercía todo el poder sobre sus componentes: esposa(s), hijos o esclavos, si los había.

Hoy día, es evidente que una familia “desigual” no puede ser modelo para nadie, pero de ahí a “trocearla” en dieciséis partes…