Llevamos días asistiendo a las negociaciones entre Israel y la organización terrorista Hamás a propósito del canje entre rehenes israelíes, secuestrados en la cruel acción del 7 de octubre, y prisioneros palestinos –mujeres y menores– que estaban en cárceles israelíes por delitos como intento de asesinato. Los analistas discuten sobre hasta cuándo durarán las negociaciones –paralizadas ahora con la ruptura del alto el fuego– o si Hamás elevará en algún momento la actual proporción de tres prisioneros por un solo rehén. En este sentido, hay que recordar que, en 2011, la libertad del soldado Guilad Schalit –secuestrado en 2006– “costó” alrededor de un millar de presos palestinos.
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El valor de una vida humana –o de muchas– encuentra en la Biblia un caso conocido en el libro del Génesis (18,16-33). Allí se cuenta que el Señor manifestó a Abrahán su intención de aniquilar las ciudades de Sodoma y Gomorra, ya que “el clamor contra Sodoma y Gomorra es fuerte y su pecado es grave” (v. 20). Casi sin solución de continuidad, y de forma sorprendente, Abrahán se entrega a un regateo con Dios propio de un zoco oriental: “¿Es que vas a destruir al inocente con el culpable? Si hay cincuenta inocentes en la ciudad, ¿los destruirás y no perdonarás el lugar por los cincuenta inocentes que hay en él? ¡Lejos de ti tal cosa!, matar al inocente con el culpable, de modo que la suerte del inocente sea como la del culpable; ¡lejos de ti! El juez de toda la tierra, ¿no hará justicia?” (vv. 23-25). Como se sabe, el regateo va bajando el precio de Sodoma progresivamente: cuarenta y cinco, cuarenta, treinta, veinte y diez inocentes.
El relato acaba bruscamente: “Cuando terminó de hablar con Abrahán, el Señor se fue; y Abrahán volvió a su lugar” (v. 33). Por la continuación del texto (Gn 19) podemos deducir que en Sodoma no había ni siquiera diez inocentes, ya que el Señor destruye la ciudad después de que el texto narre el pecado de Sodoma, que es, en realidad, la falta de hospitalidad.
Culpabilidad absoluta
En todo caso, ¿por qué Abrahán no siguió bajando? ¿Acaso la ciudad de Sodoma no valía la vida de un solo inocente? Probablemente, es una manera de dar a entender la culpabilidad absoluta de los hombres de Sodoma. En todo caso, sigue valiendo su peso en oro un texto de la Misná, en el que se puede leer: “Todo aquel que deja subsistir [salva] a una persona en Israel, la Escritura se lo computa como si dejara subsistir a un mundo entero” (Sanhedrín 4,5). O sea, que la vida humana tiene un valor infinito.