LUNES
Lo de Cobo no ha sido un secreto a voces. Más bien, se quebró el secreto pontificio a las primeras de cambio. No se confundan. No es cosa de periodismo de investigación ni de blogs indiscretos que indagan como si se tratara de resolver el ‘caso Ylenia’. Lo del nuevo pastor de Madrid ha sido una filtración más que interesada de quien debía respetar un sigilo no sacramental, pero sí sujeto a honradez y ética. Apenas duró el silencio exigido por Roma 24 horas porque a alguien responsable de custodiar el celofán se le destapó la boca.
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A partir de ahí, un arzobispo designado pero sin nombrar, abocado a poner cara de póker en cada una de sus apariciones, soportando el chaparrón sin poder decir ni mu, recibir un aplauso o corresponder con un ‘gracias’ a una felicitación de amigos y familia. Hasta el 12 de junio a las 12. Pero, claro, se trataba de Madrid. Y ahí, cada cual buscaba colgarse una medalla. Desde hace meses, hasta el apuntador venía configurando quinielas a su gusto, con más vaivenes que las listas de Sumar. Un casting con candidatos de un pelaje tan variado como los que se presentan de aspirantes a MasterChef. Así ha sucedido.
Tanto tiempo poniendo en jaque al personal con el fin de intoxicar. Para quemar a unos. Para poner en el disparadero a otros. Para despistar. Pues bien, la lista no fue ni ha sido tan kilométrica como se ha dejado caer. Sí hubo terna fabulada, susurrada por quien sigue moviendo hilos y aceptada por quien tenía que firmarla. Era el penúltimo latigazo después del intento de jaque mate a Osoro de hace un año. Pero al que vive en Santa Marta no se la cuelan tan fácil. Con estos escollos, llegó a Roma el trío de aspirantes reales. Tres apuestas seguras de renovación desde la sensatez. Y entre ellos, el finalmente elegido.
MARTES
Repaso a las interminables entrevistas que ha concedido Cobo en las últimas 24 horas. Sabe de qué va el juego. No viene de lejos. Ni viene de fuera. Ni sale de un búnker. No sé si el nuevo pastor de Madrid es muy de Chenoa. Pero lo parece. Es verdad que al recién estrenado arzobispo no le van a ver con chándal a la puerta de un portal, mediático o no, compungido porque le han hecho la pascua. No va con él. Pero tal vez sí parece tener integrado su estribillo más universal cada vez que un ‘hater’ trate de enseñar las garras en los aledaños de Bailén. “Cuando tú vas…”.