En Colombia el 14 de febrero es un día ordinario, pues este país celebra el “día del amor y la amistad” el tercer sábado de septiembre. Sin embargo, este 14 de febrero de 2020, concluyeron los trabajos del IV Encuentro Latinoamericano de Pastoral Familiar desarrollado en Bogotá, Colombia, con la representación de 13 países y organizado por el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM).
El evento abordó temas relacionados con la importancia de la familia como riqueza social, las políticas públicas y cómo la familia afecta o es afectada por ellas. También se presentaron temas relacionados con el liderazgo cristiano y el discipulado misionero de la familia. Diferentes conferencias y talleres se realizaron a lo largo de los cinco días que duró el evento, en el cual no faltaron momentos de oración, reflexión y convivencia. Resaltan por su importancia algunas conclusiones que aquí comparto.
Una sociedad crece fuerte, crece hermosa, si se edifica sobre la familia. Es importante que la familia se exprese con mucho respeto y paz pero de manera categórica para defender sus principios en los foros que sea necesario. Cuidemos que nadie hable por nosotros aunque alguien decida por nosotros. Otra conclusión interesante es la necesidad de crear estructuras participativas en los ambientes de gobierno para poder llevar nuestra voz y nuestra opinión a las instancias correspondientes. Preferiblemente estas estructuras deben estar jurídicamente establecidas para tener mayor alcance en su actuar. Se recalcó que la justicia, la equidad y el orden son necesarios para no aplastar la dignidad de los demás.
Respecto al liderazgo cristiano, se compartieron algunos talleres entre los que se destacan el de características del liderazgo cristiano, el de comunicación y redes sociales, así como la importancia de generar proyectos de vida. Finalmente, hubo testimonios sobre la riqueza de la familia como misionera, familia que anuncia el Evangelio, lo experimenta y lo comunica a los demás.
Se extendió la invitación a líderes nacionales de movimientos, y por ello se hicieron presentes el movimiento de Hogares Nuevos, representados por un matrimonio de Argentina, el movimiento apostólico de Schoenstatt, representado por un matrimonio de Ecuador, y el Movimiento Familiar Cristiano, representado por sus ex presidentes mexicanos. No podía faltar el tema de la necesidad de integración de los movimientos laicales cuyo carisma está orientado a la familia. Unánimemente se aceptó que el rol de estos movimientos es fundamental en la actividad pastoral al servicio de las familias.
En un ambiente de fraternidad, de compromiso serio y de un deseo auténtico por discernir los signos de los tiempos, se coincidió en buscar mejores vías para el acompañamiento de las familias. Los Obispos, sacerdotes y laicos de los 13 países participantes, se dieron a la generosa tarea de compartir experiencias que seguramente serán valiosas en el trabajo que cada uno de ellos realiza en sus países de origen.
Encomendamos a la intercesión de nuestra Santísima madre, la Siempre Virgen María de Guadalupe, emperatriz de América, los trabajos realizados y los frutos que deriven de este encuentro. Que el cultivo de las virtudes cardinales: prudencia, justicia, fortaleza y templanza, sostengan los valores de la familia y de sus agentes de Pastoral.