JOSÉ BELTRÁN | Director editorial de Vida Nueva
JUEVES 5. Nieve. Pensé en frenar y echarme atrás por el temporal. Alguien me invita a seguir. Destino Ávila. Los carmelitas abren la puerta a los peregrinos. La casa natal de Teresa. Ahí comenzó todo. Hace 500 años. “Quien obra puede equivocarse, pero quien no hace nada ya está equivocado”. Emprender. Sin temor a inquisidores. Ni a tormentas bajo cero.
SÁBADO 7. De nuevo ante la pasarela. Sí. Cibeles. Hubo un tiempo en el que se me encomendó contar lo que allí ocurría. Lo confieso: cuando llegué no distinguía el algodón del raso. Imaginen. Me senté a ver la vida pasar con los clichés de la frivolidad y el lujo sin sentido bajo el lomo. El mito se derrumbó cuando me adentré en un taller. Descubrí creativos, artesanos, diseñadores… Amantes de un arte que es cultura. Y negocio. La Santa veía a Dios en los pucheros. Yo me lo topé en un dedal, en la minuciosidad de Teresa Helbig, en la pasión de Hannibal y Verino, en las ideas de Ana Locking, en el buen hacer de Alvarno. Vuelvo a sentarme ante la pasarela. La creación. La belleza. Sin frivolidad.
DOMINGO 8. Parroquia de San Juan Crisóstomo. Llego de paso, camino de la Fundación Jiménez Díaz. “Señor, sana los corazones heridos”. La homilía mira a los divorciados, a los jóvenes, a los olvidados de Manos Unidas. A los que necesitan cura de urgencia.
MARTES 10. Cátedra Chaminade. La renovación laical. De parches para las obras apostólicas a ministerios adultos. Corresponsabilidad. Protagonismo de la mujer. Solo una Iglesia madura tendrá seglares a la altura.
En el nº 2.929 de Vida Nueva.