¿Día del periodista o día del comunicador?


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El 7 de junio de 1810, muy poco después de la Revolución del 25 de  Mayo, Mariano Moreno, fundó el primer periódico de la Argentina: “la Gazeta de Buenos Ayres”. Por ese motivo, cada año se celebra en nuestro país el “Día del periodista”.



Recordar aquel acontecimiento tantos años más tarde, en un tiempo marcado por nuevas y deslumbrantes formas de comunicación, es una oportunidad para reflexionar sobre la importancia que tiene para la vida social la tarea periodística. Para hacer esa reflexión es conveniente tener presente que, si se quiere homenajear al periodista, es necesario distinguir esa profesión de otras que se le parecen, pero que son muy diferentes en objetivos y en métodos de trabajo.

Hoy suele confundirse “periodista” con “comunicador”, pero cada una de esas palabras alude a actividades distintas. El término “comunicador” es muy amplio y detrás de él se reúnen varias actividades y profesiones que no se corresponden necesariamente con la actividad del periodista.

En estos tiempos en los que para ser “comunicador” es suficiente tener un teléfono y una conexión a internet, es especialmente importante diferenciar entre “los comunicadores” y aquellos profesionales que son periodistas. No todo comunicador hace periodismo.

Por ejemplo: la actividad que desarrolla un conductor de un programa de televisión y la que lleva adelante un periodista son dos profesiones muy diferentes; tampoco hace lo mismo un comentarista deportivo que un diseñador gráfico; ni el editor de un periódico que el animador de una red social. La lista puede extenderse, pero lo enunciado alcanza para comprender que se trata de ámbitos diferentes que requieren habilidades y capacitaciones diversas. Todos pueden ser considerados comunicadores, pero no todos desarrollan una labor periodística. 

Periodistas 1

Periodistas

El periodista puede trabajar en la prensa, en la radio o en la televisión; o puede especializarse en la fotografía, en los medios digitales o en otras actividades. En cualquier caso, su trabajo específico consiste en descubrir acontecimientos o investigar temas que sean de interés público, contrastarlos, sintetizarlos, jerarquizarlos y, finalmente, publicarlos.

Para hacer su tarea, el periodista utiliza sus fuentes de información y, a partir de esos datos, elabora productos, que pueden tomar varias formas: artículos escritos, expresiones orales, visuales o audiovisuales. Algunos se especializan en economía y otros son corresponsales de guerra; algunos se dedican a la política y otros a la moda. Algunos invierten su tiempo en problemáticas religiosas y otros en chismes de sacristías.

Los periodistas, habitualmente tienen una relación conflictiva con el medio en el que desarrollan su actividad porque lo más común es que la mejor información sea difícil de encontrar y sea necesario investigar más allá de las gacetillas oficiales. Esa búsqueda les ha granjeado tanto su mala fama –ser personas que se inmiscuyen en temas y situaciones que otros ocultan– como su mayor prestigio, cuando -gracias a su tarea- determinadas informaciones logran grandes beneficios para la sociedad.

Quizás en Argentina sea hoy más urgente que en 1810 contar con periodistas que sean entusiastas buscadores de la verdad. A medida que se multiplican los medios de comunicación, es cada día más necesario el noble oficio del periodista apasionado por desenmascarar las mentiras. Especialmente aquellas mentiras con las que se pretenden legitimar los autoritarismos que amenazan la convivencia democrática por la que luchamos desde antes del nacimiento de la Argentina.