Si os gustó el poema de la cuarentena, os va a gustar su historia y quién lo escribió. Desde mediados de marzo llegó a todo el planeta por canales informales un poema sobre este tiempo de coronavirus. Llegó a todos los lugares y en todos los idiomas en apenas una semana. No fue un anuncio ni una editorial ni una televisión ni una multinacional: fue la gente quien lo hizo volar. La Humanidad puede hacer llegar por redes ya mensajes a gran velocidad y hasta el fondo del corazón de las personas. Se discute sobre su calidad, pero pocas dudas puede haber de que popularmente es el poema mundial de la pandemia.
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Quien lo escribió es alguien que sabe de la vida y la muerte, de acompañar en los momentos finales de la vida, de consolar en el duelo, de mirar la más cruda realidad cara a cara. No es extraño que supiera tan honda e inmediatamente qué estaba pasando por el corazón roto de la Humanidad en esta pandemia.
Es de cualquier siglo
Inicialmente alguien escribió que su autora, Kitty O’Meara, era una escritora del siglo XIX. No era cierto, pero la confusión se debe a que Kathleen O’Meara (1839-1888) fue una periodista, escritora y feminista católica franco-irlandesa. Este poema no era de esa O’Meara, sino de otra mujer que está viviendo en esos momentos en el siglo XXI, compartiendo con todos nosotros la vida bajo la pandemia del COVID-19 y que sabe mucho de los momentos de mayor vulnerabilidad existencial. No, no es del siglo XIX sino del XXI, pero su profundidad lo podía hacer digno de cualquier siglo de la Humanidad, los pasados y los venideros. La gente cantará estos versos en el futuro y se preguntarán si fueron nuestros. Lo son, pero también suyos.
El poema fue publicado por Kitty O’Meara en su blog The Daily Round (La Ronda Diaria) el 16 de marzo de 2020 y alcanzó notoriedad por su comunicación en las redes sociales a cada vez más gente, hasta convertirse en un himno internacional. Hay distintas traducciones y versificaciones, pero partimos del original (transcrito al final de este post) y esta es la versificación original y la traducción que hago de ella, a falta de una traducción oficial permitida por la autora.
EN EL TIEMPO DE PANDEMIA
Y la gente se quedó en casa.
Y leyeron libros y escucharon, y descansaron, e hicieron ejercicio, y crearon arte, y jugaron, y aprendieron nuevas formas de ser, y se quedaron.
Y escucharon más profundamente. Algunos meditaban, algunos oraban, algunos danzaban. Algunos se encontraron con sus propias sombras. Y la gente empezó a pensar de modo diferente.
Y la gente sanó.
Y, en ausencia de personas que vivieran de modos ignorantes, peligrosos, sin sentido ni corazón, la tierra comenzó a sanar.
Y cuando el peligro pasó, y la gente se volvió a encontrar, lloraron sus muertos, y tomaron nuevas decisiones, y soñaron nuevas visiones, y crearon nuevos modos de vivir y sanaron completamente la tierra, así como ellos fueron sanados.
Una acompañante espiritual en el límite de la vida
Quien escribió estos versos es Kitty O’Meara, una maestra que, tras cuidar años de su madre, decidió hacerse acompañante espiritual y capellana en hospitales y en un centro de cuidados paliativos. Quien escribió estos versos sabe mucho de la vida y de la muerte, de lo que de verdad importa y lo esencial. Cuando escribió ese poema, ella llevaba ya más de tres semanas de cuarentena por el coronavirus.
Catherine O’Meara –Kitty desde niña– nació en Wisconsin y de joven estudió con los jesuitas en la Universidad Marquette, en Milwaukee, donde se graduó en Arte dramático y Filología inglesa. Sus primeros trabajos fueron como creativa en una compañía publicitaria. Tras un tiempo regresó a la universidad, donde se postgraduó en Educación y estuvo dedicada muchos años a ser maestra de literatura y escritura creativa en un colegio. Dejó la enseñanza para dedicarse a cuidar de su anciana madre viuda. Tras su muerte, volvió a ejercer como maestra, pero su larga y profunda experiencia de cuidar a su madre, la llevó a querer dedicarse a ser acompañante espiritual en hospitales y centros de cuidados paliativos. Obtuvo un máster universitario en Liderazgo de Servicio (un modelo de liderazgo que se ejerce a través del servicio) y, a continuación, se formó durante tres años en un programa de Acompañamiento espiritual. Desde 2005 dedica su vida a esa labor, pero también sigue amando la fotografía, literatura y la poesía, como ha dejado claro en su himno de la cuarentena.
No es extraño que nos hayamos creído en un primer vistazo que era un poema del siglo XIX porque el estilo es arcaizante, tiene una salmodia de historia oral, una historia que roza la leyenda. El poema nos pone en un punto lejano del futuro, mucho tiempo después de esta pandemia de COVID-19, cuando ya se han olvidado los detalles y los nombres, al menos tres generaciones después. De hecho, nos creímos que era ocho generaciones después, de 1800. Ya nos hemos convertido en historia, pero este tiempo es memorable, la gente todavía recuerda lo esencial que sucedió. Durante esta cuarentena no solo estamos haciendo historia, sino que en el modo de vivirlo estamos dejando un legado para el futuro, una lección de vida que transmitir a las generaciones del futuro, igual que nosotros vemos al Cristo de Roma que protegió al pueblo contra la peste y el papa Francisco abrazó en la plaza de San Pedro vacía.
Ejercicios, conversión, recreación
En el poema hay un reconocimiento a aquellos que permanecieron confinados y una llamada a quedarse en casa: es un acto de militancia cívica y una decisión de protección, pero también una decisión existencial. Describe un tiempo en el que la gente no se escondió, sino que vivió una profunda renovación personal y espiritual, y eso les hizo más sabios, encontramos nuevos modos. La autora tiene formación ignaciana, así que las tres referencias en los modos en el poema no es casual: un modo de pensar o discernir diferente, un modo tóxico que se abandona y un nuevo modo de vivir que se crea. Los tres crean un proceso en tres pasos: Los ejercicios –lectura, escucha, deporte, arte, juego, meditación, oración, danza, afrontamiento de las sombras…– dan lugar a un modo diferente de pensar.
- La conversión: entonces vino la sanación –que sobre todo es una sanación espiritual y de conciencia– y la superación de los modos ignorantes, peligrosos, sin sentido y despiadados.
- La recreación: el reencuentro y el duelo dejan lugar a nuevas decisiones, a nuevas visiones de lo que debíamos ser y nuevos modos de vida personal, común y con la tierra. Entonces, en el curso de esa recreación, se curó el planeta, igual que los seres humanos han sido sanados.
- En el poema hay una profunda sabiduría y eso es lo que todos hemos captado desde el primer instante. Logra transmitir un sentido de sabiduría que se hunde en las raíces de la condición humana y de ahí ese tono bíblico o de saga islandesa. Logró poner voz a lo que todos estábamos sintiendo en esta disrupción de nuestras vidas y la Historia: necesitamos ejercitar el espíritu, una honda transformación personal y social, ir por otro camino como sociedad, reconciliarnos con nosotros mismos y el planeta.
Podemos elegir estar más vivos que nunca
En su blog La Ronda Diaria o La Vuelta Diaria, hay numerosos poemas y fotografías que ella misma hace. Llevaba tiempo sin escribir en su blog, desde 2017. LO abandonó un 20 de marzo, explicando que había disfrutado mucho haciéndolo los años anteriores, pero que había nuevos proyectos que requerían su completa atención. Casi exactamente tres años después, cuando ya se había declarado la pandemia y llevaba 24 días de cuarentena, regresó y ese lunes 16 de marzo publicó el célebre poema En el tiempo de pandemia. Sus amigos y familia la habían animado a que volviera a escribir en el blog. No les hizo caso, pero a la tercera semana de confinamiento decidió recuperarlo. ¿Qué mente y alma hay detrás de quien ha escrito el himno del tiempo de coronavirus?
Ese mismo día 16 de marzo que había publicado el poema, escribió en el blog otra entrada que nos ayuda a entender el alma de ese poema que dio voz a lo que todos estábamos sintiendo: “La recomendación durante este tiempo de cuarentena, es quedarse dentro; la invitación más profunda, como siempre, es realmente ir adentro… En algún momento de nuestra infancia, nos abrochamos una mochila que nunca nos hemos llegado a quitar… La mochila se vuelve más y más pesada y la envolvemos negando que la llevemos, y nuestro espíritu se doblega más y más… Ahora, a muchos de nosotros se nos ha dado el gran regalo del tiempo que nuestros espíritus llevan anhelando a lo largo de toda nuestra vida. Podemos continuar evitando la llamada de nuestros corazones y dedicarnos a sobrealimentarlos con la ansiedad incesante que generan nuestros teléfonos, televisores y computadoras… o podemos permitirnos la gracia de vaciar esa mochila y comenzar a reconocer y ‘sentir’ los sentimientos que llevamos guardando durante tanto tiempo… En un tiempo en el que debemos soportar un virus que trae la muerte, podemos elegir estar más vivos que nunca. No desperdiciemos este regalo para poder sanar y renacer transformados”.
La segunda parte del poema
A los pocos días de haber publicado el poema se había hecho viral y, en palabras de Kitty, cobraba su propia vida. El 24 de marzo escribió una segunda parte del poema (el original, transcrito al final del post). ¿Qué pasó después de que la gente se ejercitó, se convirtió y cambiaron de modo de vida para sanar la Tierra y a ellos mismos? No fue fácil.
EN EL TIEMPO DE PANDEMIA (II PARTE)
Y algunas ilusiones se escurrieron.
Y algunos hombres vieron cómo su poder se desvanecía, pero volvieron a ir a por él, lo agarraron y pelearon.
Volved al trabajo, mandaron.
Construid muros, ordenaron.
Gastad dinero en cosas que no necesitáis.
Culpad a otros.
Temed a los extranjeros.
Respetad mi poder.
Y la gente dijo que no.
Le dijeron: no sois los dueños de nuestros dones.
Son solo nuestros y para compartir.
La tierra y la gente están desequilibrados.
La cura va por otro camino.
Debemos quedarnos.
La enfermedad es nuestra maestra.
Escucharemos sus lecciones.
La tierra es el hogar de todos.
Y nos curaremos.
Y el equilibrio será restaurado.
La tierra es el hogar de todos.
Y cuidaremos al extraño.
Y alimentaremos al extraño.
Y albergaremos al extraño.
Y amaremos al extraño dentro y fuera.
La tierra es el hogar de todos.
Ver con mayor profundidad
Esta segunda parte nos ayuda a ver con mayor profundidad el primer poema. La lectura, la danza, el arte, la meditación, la oración no son actividades intimistas, sino que son una actitud ante la vida común también, un compromiso con la sociedad de los cuidados, la inclusión y la compasión pública. Este poema nos pone ante la tensión de ser sacados del confinamiento por los gobiernos. El contexto es la oposición a la cuarentena que ordenó la Administración Trump y la política neoliberal republicana. La cuarentena hizo que entrara la gente en un nivel de reflexión más profundo y aumentó la conciencia social, el pueblo se hizo más sabio y eso quitó poder a las elites que controlan la sociedad. Un pueblo más consciente es un pueblo menos dominable. Frente a esa pérdida de poder, las elites dominadoras reaccionaron y lucharon por hacerse de nuevo con él. Mandaron a la gente a los trabajos, a levantar muros, a odiar al extranjero, a someterse de nuevo al poder.
Pero hay una nueva reacción popular: la gente se hizo más sabia y les negaron la posesión sobre sus vidas y los bienes comunes. Aprendimos que la sanación de nuestras vidas y del planeta va por otro camino, los “otros modos” del primer poema. La respuesta a la pandemia ha sido también maestra y ha enseñado que sanarnos implica sanar la tierra, esa es la herida primera que desató la pandemia. La compasión, las bienaventuranzas, la hospitalidad y el amor a todos y especialmente al extraño es la mejor medicina.
En conclusión, seguramente el poema no es literariamente sofisticado, pero tiene el saber de la literatura popular, de los cantos de la gente. Ha sido tan inmediata y global la identificación, que sin duda es uno de los mejores espejos de lo que la gente sintió en el fondo del corazón. No es la obra de Kitty, sino que puso voz al corazón de la Humanidad en su Noche Oscura.
IN THE TIME OF PANDEMIC
“And the people stayed home. // And they read books, and listened, and rested, and exercised, and made art, and played games, and learned new ways of being, and were still. // And they listened more deeply. Some meditated, some prayed, some danced. Some met their shadows. And the people began to think differently. // And the people healed. // And, in the absence of people living in ignorant, dangerous, mindless, and heartless ways, the earth began to heal. // And when the danger passed, and the people joined together again, they grieved their losses, and made new choices, and dreamed new images, and created new ways to live and heal the earth fully, as they had been healed”. Blog “The Daily Round”, 16 de marzo de 2020. Consultado el 15 de abril de 2020 en https://the-daily-round.com/page/2/
In the Time of Pandemic, Part II. “And some illusions slipped away. / And some men saw their power vanish, but reached, and grasped, and struggled. / Return to work, they commanded. / Build walls, they ordered. / Spend money on things you do not need. / Blame the other. / Fear strangers. / Respect my power. // And the people said no. // They said: You do not own our gifts. / They are ours alone to share. / The earth and her people are out of balance. / The medicine is another way. // We must be still. // The illness is our teacher. / We will listen to the lessons. // The earth is home to all. // And we will heal ourselves. / And balance will be restored. // The earth is home to all. // And we will nurse the stranger. / And we will feed the stranger. / And we will shelter the stranger. / And we will love the stranger, / within and without. // The earth is home to all.” Consultado el 15 de abril de 2020 en https://the-daily-round.com/page/1/