Monseñor Domingo Roa Pérez fue un arzobispo venezolano que en este mes de febrero se recuerda el 110 aniversario de su nacimiento. Pastor de la Iglesia de Maracaibo desde 1966 a 1992, posteriormente siguió su servicio apostólico como Administrador de El Vigía San Carlos; retirándose en 1999, un año antes de su partida al cielo.
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Son muchos los aspectos que destacan de Roa Pérez, desconocido por muchos en la actualidad — incluso en su misma tierra —, sin embargo, el recuerdo de su nacimiento es la oportunidad para hacer presente su legado; la fundación de una red de escuelas católicas en los lugares más alejados del Estado Zulia, la erección de parroquias, la centralidad del desarrollo humano integral a través de centros de asistencia médica; hacen del obispo un precursor de la iglesia “pobre para los pobres”, de la que habla el papa Francisco.
En cifras han sido miles de personas que se han beneficiado de la obra social promovida por el arzobispo Roa Pérez, su legado trasciende en el tiempo entre los que coincidieron en cada proyecto de obra social y a los que hoy la Iglesia continúa sirviendo bajo el impulso del recordado pastor.
Por eso, en un género ya empleado en este espacio, la entrevista periodística imaginaria, con la finalidad de hacer sonar su voz, a través de sus escritos, y escuchar sus palabras de pastor ante el drama venezolano. Pensar en ¿qué sentiría?, ¿qué pensaría?, ¿qué diría?. Respuestas que no conocemos pero que podemos instruir desde su magisterio.
Sin embargo, lo que sí es posible asegurar es que monseñor Roa Pérez hoy intercede por su herido pueblo de Venezuela, y a los pies de ‘La Chinita’ inspira a sus hijos de fe, en el pueblo que lucha, ama, canta y ora.
Entrevista imaginaria
— Las cifras de pobreza en Venezuela son alarmantes, contrastan con la paradójica herencia petrolera, sin duda alguna, una de las peores crisis de la historia ¿qué palabras brotan de su corazón de pastor ante este terrible panorama?
— «Los pobres y tanta gente desempleada y desilusionada, que padece hambre y está angustiada por la situación en que vive. Los falsos profetas, valiéndose de ese estado de cosas, les hacen soñar con la reconquista de un paraíso perdido, y vendándoles hábilmente con promesas. Los llevan como al niño de la piñata, hacia el propio y ajeno descalabro. Frente a esta angustia creciente, vivida por nuestra Patria, y que da la impresión de negros nubarrones, cargados de tempestad, sigamos el consejo e indicación de Nuestro Señor Jesucristo “el remedio fundamental está en una sincera renovación de la vida privada y pública según los principios del Evangelio en todos aquellos que se glorían de pertenecer al redil de Cristo”» 27.01.1961.
— La pobreza no es un fenómeno aislado, la desigualdad entre la élite de poder y los ciudadanos es evidente en forma y fondo, ¿cómo vivir como cristianos esta situación?
«El sentido cristiano nos pide absoluto respeto a la verdad y a los bienes ajenos. No podrá ser un buen ciudadano y menos un gobernante digno y eficiente administrador el que solo desea la libertad para él, la propaganda de su partido y el triunfo de sus ideas con menoscabo del derecho que asiste a los demás de presentar las propias y abrirles camino». 01.1969.
— ¿Ante el drama de los últimos meses, el desánimo de muchos y el sentimiento de “sálvese quién pueda”, qué palabra de aliento emerge?
«Yo quiero rogar de todo corazón que se evite a todo trance exteriorizaciones que puedan lesionar la caridad, crear divisiones y mancillar en alguna forma la página hermosa que ha escrito Venezuela […] constituyéndose así en gran ejemplo para otras naciones» 07.12.1978.
— Sabemos que puede parecer que en el horizonte no hay esperanza de cambio ¿qué se puede hacer desde la Iglesia?
«“Compartiendo los gozos y las esperanzas, las tristezas y las alegrías de los hombres de nuestro tiempo” en medio de un mundo convulsionado, la Iglesia de Cristo se presenta como mensajera de paz, comprensión y fraternidad. Todos miran hacia ella, aun los que no tienen fe, en busca de una palabra de orientación y de consuelo. Y su vida, y actividad, y el desarrollo de la alta misión que el Señor le confiara están puestas a la vista de todos» 07.1979.
— El deseo profundo de libertad del pueblo venezolano es irrevocable, ¿cuál es el mensaje para esa causa común?
«La luz disipa las tinieblas, la caridad cristiana, traducida en obras, desecha y manda lejos el odio y el rencor que corroe los pueblos y nosotros no podemos permitir que entre acá, porque aquí no hay sino cariño, aquí no hay sino paternidad. Somos el pueblo venezolano que supo dar su sangre para la libertad de otros países; nosotros no vamos a dar nuestra sangre para dividirnos si no para unirnos y hacernos un solo corazón y una sola alma» 01.1963.
— Un último deseo a la Virgen para su pueblo zuliano, y por ende, para toda Venezuela.
«Santísima Virgen de Chiquinquirá, Reina y Señora poderoso vínculo de cohesión de la familia zuliana no solo en el orden espiritual sino también en el temporal, extiende tu manto sobre este suelo defendiéndolo de los peligros que hoy amenazan a la Iglesia» 30.07.1966.
Monseñor Domingo Roa Pérez falleció en el amanecer del primero de enero del año 2000, en el jubileo por el bimilenario nacimiento de Jesús.
Por Rixio Portillo. Profesor e investigador de la Universidad de Monterrey.
Referencia
Ortigoza, E. (Comp). (2016). Escritos pastorales de Monseñor Domingo Roa Perez Arzobispo de Maracaibo (1961-1970), UNICA.