Para empezar
Tenemos un reto: “Los bienes y las obras nos han sido confiados como don de Dios providente, para realizar la misión. Su buena gestión (…) permite vivir el consejo evangélico de la pobreza y ser fieles a los carismas recibidos por los fundadores y las fundadoras, para ponerlos al servicio de la misión de la Iglesia”. (Economía al servicio del carisma y de la misión, 99).
Y tenemos un problema: el asesoramiento financiero convencional tal y como se ofrece hoy en día no está preparado para dar solución al reto planteado.
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Por dónde nos movemos
¿A qué se debe esta carencia?
El asesoramiento financiero es un proceso altamente regulado e industrializado que busca esencialmente la eficiencia y el cumplimiento normativo. Presenta por lo general problemas de transparencia, complejidad, costes muy elevados, ausencia de filtros éticos y, sobre todo, escasa alineación con la realidad del cliente, su razón de ser, su misión.
Qué dice la Iglesia
El documento citado de la CIVCSVA es bien claro al respecto:
“No existe contradicción entre carisma y gestión de bienes”.
“Allá donde no se presta suficiente atención a los problemas relativos a la gestión, éstos terminan por frustrar la propia misión”.
“Reviste un significado particular el presupuesto (…) un medio para crecer en comunión, corresponsabilidad y en capacidad de planificar (…) en coherencia con la misión (…)”.
Con este texto, la Santa Sede pretende instar a las órdenes religiosas a concienciarse de la relevancia de los asuntos económicos, proporcionando criterios y directrices prácticas para la gestión de los bienes.
Cómo lo aplicamos
Una metodología con tres componentes: entender, atender y enseñar.
• Entender la razón de ser y la realidad actual del cliente. Su misión, su historia, sus personas y sus proyectos. Incluyendo especialmente los requerimientos financieros actuales y futuros de dichos proyectos.
• Atender las necesidades derivadas de la misión. Posibles ajustes de la actividad en base al análisis de los estados financieros y su proyección en el tiempo. Posibilidades para mejorar los ingresos, reducir gastos o gestionar un endeudamiento “sano”.
Llegaremos a un punto esencial: la comprensión de la capacidad actual del cliente para atender los requerimientos financieros de los proyectos ligados a su misión. Solo entonces podremos decidir cuál es la estrategia de inversión adecuada de su patrimonio. Esa que contribuya a la sostenibilidad de sus personas y sus proyectos. En definitiva, de su misión.
• Finalmente, enseñar. El seguimiento del Método ALVEUS es en sí mismo un proceso educativo de carácter práctico.
Desde la realidad
Qué frecuente es tener que acometer reformas en inmuebles que son parte del patrimonio de la institución. O cualquier otro tipo de inversión inmobiliaria necesaria para desarrollar un proyecto determinado (centro educativo, residencial, hospital, etc.).
Y qué frecuente es el temor al endeudamiento. Temor que puede llevarnos a la decisión, generalmente equivocada, de pagar al contado dicha reforma. Sencillamente por la disminución de la liquidez disponible y por estar desaprovechando la oportunidad que hoy en día –no siempre fue así–: ofrecen tipos de interés bajos.
La liquidez es hoy, ante tanta incertidumbre, necesaria.
Un endeudamiento “sano” desde el punto de vista de nuestro balance y de las condiciones pactadas con el banco es también un instrumento útil para acometer proyectos sin “drenar” nuestra liquidez.
Un servicio ofrecido por: