El Celam, un camino de Sinodalidad en construcción para América y el Caribe


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El Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam) ha celebrado su 38ª Asamblea General con muy buenos frutos, producto de un proceso de 2 años de escucha activa, sinodal, con todas las consultas que implica también el acercamiento con las Conferencias Episcopales y más aún en un tiempo de pandemia.



Además hemos visto como dos elementos de la temporalidad marcan nuestro quehacer: por un lado, el Kairós, ese tiempo propicio para el discernimiento y para descubrir cuál es la voluntad de Dios, que nos va permitiendo poco a poco encontrar y desarrollar las prioridades pastorales, algo que no se puede  hacer de manera forzada o acelerada, sino al ritmo del Espíritu y de los territorios.

Por otro lado, el cronos, ante la urgencia de responder con eficacia apostólica a los signos de los tiempos que resuenan en nuestros corazones, los cuales nos exigen respuestas concretas, cercanas, al modo de la Iglesia en su Cristocentrismo y su Reinocentrismo, atendiendo a los hermanos y hermanas que han sido lanzados a un lado del camino, los crucificados y crucificadas.

En estos tiempos también hemos visto cómo han surgido los centros pastorales del CELAM, una apuesta integral de articulación, para tejer redes y generar procesos con mirada de largo plazo. En el CELAMA nos encontramos frente a ese desafío de abrazar lo añejo, como ese vino con ese sabor, ese aroma que nos da mucha vida y que queremos cuidar y compartir, pero también con lo nuevo, con el vino nuevo que necesita odres nuevos para poder abrir caminos antes no transitados.

En ese contexto, respondiendo al mandato de Tegucigalpa, se nos han dado las orientaciones necesarias para poder ubicarnos en esta necesidad de parar y discernir, escuchar, proponer y sentar las bases para una renovación pastoral. Un pedido concreto de crear una nueva estructura de respuesta pastoral.

Desde el Centro de Programas y Redes de Acción Pastoral CEPRAP, que junto con Monseñor José Luis Azuaje, arzobispo de Maracaibo (Venezuela) y presidente de Cáritas Latinoamérica y el Caribe, estamos encaminando en esta senda de renovación y reestructuración. En este Centro se han establecido dos grandes líneas como fruto de un profundo y serio discernimiento: una más desde la identidad profunda del ser Iglesia sinodal en salida y una desde la necesidad de responder ante los signos de los tiempos a través del Desarrollo Humano y Ecología Integral.

Celam

Superar la autorreferencialidad

Entonces cabe preguntarse: ¿De qué manera el Centro de Programas y Redes de Acción Pastoral quiere y puede congregar a la diversidad de la Iglesia latinoamericana? ¿En qué consiste ese trabajo? ¿De qué manera los fieles lo pueden sentir cercano? ¿Cómo se quiere romper la autorreferencialidad en consistencia con este otro gran concepto que ilumina nuestro discernimiento y misión, que es la sinodalidad?

Cuando fuimos invitados a colaborar con este proyecto del Celam, la convicción de la presidencia era incorporar en el discernimiento pastoral algunos de los elementos propios de la metodología del Sínodo Amazónico, los Sueños del Papa y las conversiones del Sínodo, y sobre todo el sentido de la escucha como modelo pastoral para definir el rumbo de nuestra misión.

Estos procesos Sinodales no son replicables, tienen que brotar de la realidades particulares, pero creo que el Sínodo Amazónico es el resultado de un largo camino de la Iglesia Pueblo de Dios, desde la Lumen Gentium, y de todo el Concilio Vaticano II, que ha inspirado el posterior desarrollo del Magisterio de América Latina. Hoy nos encontramos con las condiciones ideales en un pontificado que asume el mandato de Aparecida para su propio modelo de buen pastor de la Iglesia, y es desde ahí que asumimos el desafío pastoral para el CELAM.

Eso nos abre perspectivas, puesto que ahora no se trata ya solamente de la territorialidad amazónica, sino de lo que el Sínodo de este territorio planteo como pregunta esencial: ¿cuáles son los nuevos caminos a los que Dios nos llama hoy como Iglesia? se trata de la búsqueda de la voluntad de Dios a través de la Escucha del pueblo y su ‘sensus fidei’, y el rol de los obispos y de toda la Iglesia para acoger y acompañar estos clamores.

Por tanto, creo que al caminar en un discernimiento que rompe con la autorreferencialidad, encontraremos algunas expresiones de resistencia, y quien se haya quedado atrapado en esa dinámica auto-centrada –aunque  yo no soy quien para juzgar esto–, se va a sentir incómodo con esta propuesta Sinodal, que al final del día es una dinámica propia de la Iglesia desde sus inicios en las primeras comunidades.

Voto de confianza

El voto de confianza dado por los Obispos en la 38ª Asamblea a esta nueva estructura es el reflejo de que no estamos en un dinamismo dominante autorreferencial. La pandemia con ‘Fratelli Tutti’ nos está llamando a ofrecer lo que somos sin dejar de ser Iglesia, acompañando la realidad de manera significativa. Curando heridas, acogiendo a los lastimados, respondiendo a los gritos de los pobres y de la hermana madre tierra.

Hay varios elementos de novedad que la Iglesia está abrazando hoy, y con ellos se vuelve cada vez más legítima en su rol al servicio del mundo, como también en su rol de anuncio del Evangelio.

En todo esto la sinodalidad es el motor de la voluntad de ese cambio y el modo concreto de animar esta renovación pastoral: la apertura a la escucha, y lo que estamos viviendo ahora, busca crear las condiciones para reestructurarnos, y esto responde al pedido específico de Tegucigalpa, donde los obispos pidieron que: “El Celam sea una escuela de sinodalidad” y ese es una de los mandatos más importantes, quizás el más, que nos han ofrecido nuestros hermanos pastores.

Creo que el Centro de Programas y Redes de Acción Pastoral – CEPRAP,  con Monseñor Azuaje animando junto con todo el equipo de trabajo que lo integra, acompañará el reflejo de ese caminar juntos. No será algo creado a partir de la réplica de otras experiencias, no será una dinámica de repetir redes a modo de franquicia, sino que se trata de dinamizar los procesos de escucha en cada territorio, según una lógica eclesial que integre todos esos clamores para animar otros modos de respuesta a desafíos mayores, siempre a partir de las Conferencias Episcopales como instancias esenciales del CELAM.

A partir de este ejercicio, no solo exaltamos la experiencia de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM), cuyo papel fue fundamental en el Sínodo Amazónico, o de las otras redes como la REMAM – Mesomericana y la naciente red del acuífero Guaraní y el Gran Chaco. Lo que buscaremos pastoralmente es ir tejiendo más procesos que respondan a los más grandes desafíos de la realidad. En este proceso están también la red CLAMOR sobre migraciones, refugio y trata; las redes de derechos humanos; redes de economía de Francisco; redes de protección de la niñez, juventud y adultos vulnerables; redes de mujeres en la Iglesia y en la sociedad, entre otras.

Los nuevos caminos de la Iglesia

En retrospectiva, el modelo de transición estructural del Celam, entre muchas otras cosas, ha planteado nuevos caminos para la Iglesia. Yo experimento en esto que la invitación es a liberarnos de los apegos para poder responder a las prioridades a las que Dios nos está llamando a responder, y que podamos transitar hacia ello.

El hecho de que haya sido convocado un Sínodo sobre Sinodalidad, por parte del Santo Padre, significa que Roma está mirando la experiencia Sinodal como elemento vivo del camino pastoral, y en ello han pedido al Celam que comparta su experiencia en ciernes en este sentido , para ayudar en el impulso de una Iglesia más sinodal. Pienso que no es un tema de moda, o que busque ganar adeptos, sino que es un tema inherente a la identidad de la Iglesia, pero se tiene que ir tejiendo paulatinamente y sobre la base de la escucha amplia e incl e incluyente.

Las intuiciones y esta búsqueda de la voluntad de Dios nos están permitiendo con esa valentía buscar los nuevos caminos. Como en anteriores ocasiones he insistido, no son caminos asociados a un Pontificado particular o a la figura de una persona, aunque cuánto agradecemos al Papa Francisco por su Parresía, sino que son los nuevos caminos que vienen desde el Concilio Vaticano II, del Magisterio Latinoamericano los que iluminan este inspirador Pontificado, el cual refleja un poco de lo mejor de nuestra tradición eclesial latinoamericana.


Director del Centro de Acción Pastoral y Redes del Celam