Fernando Vidal
Director de la Cátedra Amoris Laetitia

El desgaste de la ética laboral


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Más de la mitad de padres con trabajos precarios cree que sus empleos no transmiten suficiente ética laboral a sus hijos. Y el 51% de padres de barrios vulnerables piensa que las empresas en que trabajen sus hijos no van a ayudarles a desarrollarse como personas. La ética laboral que contemplamos en nuestros padres es una de las más potentes fuentes de formación. ¿Hasta qué punto es así?



En una reciente encuesta de la Cátedra Amoris Laetitia (publicada por la Universidad Pontificia Comillas en el libro ‘Descalzos por el parque: familias, abandono y exclusión social’), hemos investigado sobre ello y los datos son preocupantes.

Dos de cada cinco trabajadores con hijos en barrios vulnerables piensan que su trabajo no es un buen ejemplo para la formación de sus hijos. Más de la mitad de quienes sienten malestar con su trabajo se avergüenzan del mundo relacional que tienen en sus empleos porque son un mal ejemplo para sus hijos.

Empleo

Incluso, una de cada cuatro personas que están muy felices con su trabajo piensa que, sin embargo, no es un buen ejemplo para la formación de sus hijos. A mayor precariedad, más sienten los padres que sus trabajos no transmiten ética laboral a sus hijos. Dos de cada cinco padres (39,4%) cree que su horario laboral es un mal ejemplo para la formación de sus hijos. El 54,2% de quienes no tienen jornadas completas piensa que sus trabajos carecen de suficiente utilidad social como para ser una buena influencia para sus hijos.

Columna vertebral

El trabajo es la columna vertebral de la integración, participación y confianza social. Si eso se descompone, la sociedad se derrumbará. No es solo cuestión de tener un empleo y que no sea precario, sino de que sea significativo. La civilización está socavada desde dentro.

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