Esta semana que termina se realizó en Puebla, México, el Diálogo Nacional por la Paz. El padre David Jasso, vice-canciller de la Arquidiócesis de Monterrey, y colaborador también de esta revista, jugó un papel fundamental tanto en la preparación del magno evento, como en su realización. Agradezco que haya aceptado esta entrevista.
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Paco Gómez (FG).- David, ¿cuáles son los antecedentes del Diálogo Nacional por la Paz?
David Jasso (DJ).- Gracias, Paco, por esta oportunidad. El Diálogo Nacional por la Paz es punto de llegada y punto de partida. Punto de llegada porque es fruto del camino que hemos recorrido a través de poco más de 1000 conversatorios y 50 foros sobre la paz a lo largo y ancho de México, donde con una metodología adecuada y participativa, muchas personas hemos podido expresar nuestros pensamientos, sentimientos y compromisos o acciones muy concretas, ya realizadas o por realizar. Nos hemos reunido en Puebla más de mil personas de distintos lugares, condiciones, sectores, vocaciones, organizaciones, etc. Pero también punto de partida, porque esa diversidad ha sido no solo una riqueza durante estos días, sino además semilla en la tierra que esperemos de fruto en el futuro próximo.
FG.- ¿Cuáles fueron los momentos más importantes de su desarrollo?
DJ.- Lo recogido en los conversatorios y foros se ha sistematizado y organizado en lo que llamamos Agenda Nacional de Paz. Un borrador de este documento se ofreció para la discusión en los grupos de diálogo durante el evento. El primer día se hicieron aportes en torno a la pregunta: ¿en dónde estamos? De tal modo que desde nuestras comunidades e instituciones pudiéramos compartir: ¿Cuáles son las dinámicas que están detonando las violencias en las comunidades y qué alternativas de solución tenemos? El segundo día nos llevó a preguntarnos: ¿a dónde queremos llegar y qué podemos hacer para contribuir a desactivar la violencia y construir la paz en las localidades? Finalmente, el tercer día se nos presentó la Agenda Nacional con los aportes ofrecidos como un horizonte orientador y los pasos a dar para construir artesanalmente la paz. Un momento significativo se vivió cuando nos reunimos en grupos por estados de la República para construir caminos juntos.
FG.- ¿Qué impacto inmediato y mediato crees que pueda tener el Diálogo?
DJ.- Espero que este Diálogo Nacional, sin precedente en la historia contemporánea de la Iglesia de nuestro país, impacte cuanto antes en la conciencia personal y comunitaria de que todos y cada uno somos corresponsables ante la situación que vivimos. Inmediatamente espero que la propuesta, como inspiración y también como camino sugerido, llegue a organizaciones, instituciones, gobiernos, iglesias y movimientos para considerarla en las propias agendas y narrativas. A nivel mediato espero que se apropien y se profundicen las conclusiones. Que al regresar a donde surgieron ellas pueda darse realmente un cambio de mentalidad y actitud que derive en acciones concretas.
Pro-vocación
FG.- ¿Algún mensaje final?
DJ.- Sí. El camino al Diálogo Nacional nos ha permitido acercarnos al dolor, a la desesperanza y a las historias concretas de hermanas y hermanos a lo largo y ancho del país. Conocer es insuficiente, cuando no se acompaña ese conocimiento de empatía, compasión y corresponsabilidad. El bien de todos es tarea de todos. Muchas gracias.