En 2024 está habiendo una concentración de hasta 70 elecciones presidenciales en países de todo el mundo, y en muchos de ellos el dilema se resuelve entre democracia o autoritarismo. El eje autoritario encabezado por China, Rusia, Irán y el trumpismo estadounidense ha avanzado muchas posiciones tras haber aumentado en dichos países el descontento frente al sistema político.
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En Francia el sector demócrata se ve obligado a hacer un difícil contorsionismo político para buscar un primer ministro –Macron todavía no lo ha logrado en los últimos dos meses–y aunque el laborismo de Keir Starmer obtuvo una amplia victoria en las elecciones británicas, el conservadurismo que tanto mintió para lograr el Brexit ha quedado expuesto a la fuerza emergente de Nigel Farage, que emprende la conquista de la derecha inglesa. Por eso las elecciones de este otoño en Estados Unidos son de rango civilizatorio, se elige entre una civilización demócrata u otra en la que la tiranía tiene crecientes probabilidades de ser el régimen dominante.
Solamente el 7,8% del mundo vive en plena democracia y va a peor
Cada año la revista británica ‘The Economist’ elabora un índice de salud democrática en el conjunto de 167 países, que ordena en cuatro grados: democracia plena o deficiente y régimen híbrido o autoritario. En la edición 2023 del Índice de Democracia, al que han titulado ‘Era de conflicto’, solo el 7,8% de la población mundial vivía en democracias plenas (24 países, el 14,4% de países) y el 39,4% bajo un régimen autoritario (59 países, el 35,3% del total).
El 37,6% de la población mundial vive en democracias deficientes (50 países, 29,9% del total) y el 15,2% en regímenes llamados híbridos donde conviven rasgos formalmente democráticos con estructuras autoritarias (34 países, 20,4% del total de países). El informe global constata que tras la pandemia ha habido un retroceso del modelo demócrata, aunque la tendencia ya era sistémica desde antes (‘The Economist Intelligence Unit’, 2024).
La democracia española está herida
La sociedad española es considerada por ‘The Economist’ como democracia plena (obtiene de 0 a 10 una puntuación de 8, como Canadá, Francia, Alemania, Australia, Japón, Suiza, Austria o Reino Unido), pero existe una creciente preocupación y los españoles sostienen muy mayoritariamente que existe una deriva degradante de las instituciones políticas de la democracia. Esta tendencia requiere un análisis amplio porque sus causas son profundas, pero hay datos recientes que permiten el seguimiento de la cuestión y eso es lo que presentamos en este texto para que cada uno y cada grupo intensifiquemos la conciencia y reflexión.
Los españoles se sienten masivamente abandonados por los políticos y sus partidos, y cree que su lucha por el poder ha deteriorado muy gravemente la democracia, hasta el punto de que crece peligrosamente el apoyo a un régimen dictatorial. La actual cultura política de los partidos es la principal fuerza destructora del sistema demócrata: los partidos en el poder son los más penetrantes antisistema.
La encuesta con que la demoscópica 40dB inicia el curso político 2024/25 examina la calidad demócrata de la sociedad española y trae una mala noticia: “el apoyo a la democracia se reduce entre los más jóvenes”, concluyen los periodistas Pablo Chouza y Nacho Catalán en ‘El País’ del 2 de septiembre de 2024.
Solo un tercio valora positivamente el funcionamiento democrático
Un tercio de los votantes valora negativamente el funcionamiento de la democracia española y solamente el 35,7% tienen suficientes razones como para que su evaluación sea positiva. El otro amplio tercio (36,6%) cree que su funcionamiento es irregular.
Hay una progresiva pérdida de confianza en la democracia conforme se suceden las generaciones. La encuesta solicita que se muestre el apoyo a la afirmación de que “en algunas circunstancias, el autoritarismo puede ser preferible a la democracia”. Al examinar el apoyo al autoritarismo en el conjunto de la población, supera a uno de cada diez personas en edad de votar: el 12,6%. Por edades es más revelador y anuncia una tendencia alarmante.
La encuesta presenta los resultados según sexo y generación:
- Boomers –nacidos durante el Baby Boom, 59 años y más–,
- Generación X -de 43 a 58 años-, Millenials -de 27 a 42 años-
- y la llamada Generación Z, que comprende a los que tienen entre 18 y 26 años.
La democracia pierde a un cuarto de los más jóvenes
Los varones que en ciertas circunstancias prefieren una dictadura a una democracia son el 9,3% de los Boomers, el 11,1% de la Generación X, se dobla entre los Millenials al 22,9% y sube hasta más de uno de cada cuatro entre la Generación Z (25,9%). Entre las mujeres la subida también sucede, aunque de modo más moderado, pero la tendencia al aumento ya se da en el paso de los Boomers a la Generación X: apoya la dictadura en ciertas condiciones el 6,6% de las Boomers, se acerca a doblarse en la siguiente generación, la X (11,1%), aumenta algo entre Millenials hasta el 12,7% y sube de nuevo significativamente al 18,3% cuando se pregunta a jóvenes de la Generación Z.
En conclusión, un quinto de los jóvenes se muestra partidario de la tiranía. El salto se da entre los menores de 42 años en el caso de los varones y el gran aumento ya se registra antes de los 60 años entre las mujeres.
El mayor apoyo masculino al autoritarismo tiene varias explicaciones, pero se constata que el programa autoritario en el mundo tiene uno de sus pilares en la reacción de los varones a lo que entienden como una estigmatización de la condición masculina y la intensa incertidumbre sobre el significado de la masculinidad. En muchos de los libros favorables a tendencias autoritarias que se pueden encontrar en cualquier aeropuerto se ha hecho un pilar con ese malestar de la población masculina.
Casi el 70% de la población cree que la democracia se ha deteriorado demasiado
El cuestionario permite averiguar otras cuestiones cruciales como si la democracia se está deteriorando en España. Opina claramente que sí el 68,5% de los encuestados y solamente el 22,3%, menos de un cuarto, piensa que dicha degradación no está sucediendo. El 9,2% no tiene formada opinión al respecto.
Según el recuerdo de voto en las últimas elecciones, solamente entre quienes depositaron su voto a favor del PSOE se piensa más que no existe tal deterioro: así todo, cree que sí hay degradación de la democracia el 46,2%. La misma opinión la tienen dos tercios de los votantes a la izquierda del PSOE (64,2% de Sumar y 66% de Podemos), y cuatro de cada cinco votantes del PP (80,5%). Más a la derecha se eleva por encima del 85% (85,9% entre votantes de Vox).
La culpa de la degradación de la democrática es de los partidos políticos
Cuando se buscan las razones de dicho deterioro, la mayoría señala al mal ejercicio de los políticos: el principal problema al que se enfrenta la democracia es, para el 51,8% de la ciudadanía, la corrupción. Más de un tercio cree que el principal problema es el incumplimiento de los compromisos por parte de los políticos (35,1%), y más de un cuarto cree que es la opacidad de los poderes públicos (26,2%).
El 29,6% piensa que hay una gran falta de igualdad ante la ley y el 22,4% piensa que el principal problema de la democracia española reside en los movimientos nacionalistas y secesionistas. Uno de cada cinco señala las descalificaciones entre políticos (19,8%), el 17% los discursos de odio y el 15,6% la polarización política. Para el 17,9% es la excesiva influencia de las elites económicas y el 16,9% señala al activismo político de jueces. Finalmente, para aproximadamente el 15% el problema es la limitación de la libertad de expresión (15,1%), la dependencia de los medios de comunicación (15,1%) o los bulos sobre política (14,6%).
Claramente, aunque es cierto que la polarización y los bulos han alarmado, las causas del deterioro de la democracia señalan como responsables directos a los políticos y las instituciones públicas. No es circunstancial, sino un problema sistémico arraigado en la cultura pública. Y ese sentimiento y parecer de abandono y desesperanza de la ciudadanía provoca en una parte la preferencia por un poder autoritario que cambie las cosas.
Casi el 90% afirma que los políticos no están preocupados por la gente
El 8,7% piensa que el debate político no esté crispado. Reconoce que lo está bastante el 44,2% y mucho el 42,4% -un total del 86,6%-. Esto significa para mucha gente que los políticos no están centrados en las soluciones a los problemas reales, sino ocupados en la pugna por el poder, y eso causa una pérdida de confianza radical en los partidos políticos y en la democracia.
El 14,1% piensa que los políticos se preocupan por lo que verdaderamente cree y vive la gente. De hecho, el 44,9% piensa que los culpables del deterioro son los líderes de los partidos (nacionales o locales), y un 30% cree que todos por igual. El 10,8% cree que los culpables son los medios de comunicación. Solamente un 3% cree que los causantes del deterioro del debate público sean los ciudadanos.
Referencias
- Pablo Chouza & Nacho Catalán (2024). Un 26% de los jóvenes varones prefiere “en algunas circunstancias” el autoritarismo a la democracia. ‘El País’, 2 de septiembre de 2024.
- Ana Fernández Vila (2024). La mayoría de los españoles cree que la democracia se está deteriorando y su apoyo cae entre las generaciones más jóvenes. ‘Cadena SER’, 2 de septiembre de 2024.
- ‘The Economist Intelligence Unit’ (2024). ‘Democracy Index: Age of conflict’. Londres: Economist Intelligence.