El lenguaje inclusivo


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El otro día participaba en una reunión y una de las chicas cada vez que tomaba el nombre de Dios para explicar algo respecto a su fe, no hacía más que repetir el término “Dios/padre/madre”, así todo junto.



La verdad es que algunos se miraban, cada vez que ella utilizaba ese nombre tan completo. A muchos, el cerco y la presión de la ideología feminista, les hace sentirse machistas cuando utilizan solo la palabra hombre para referirse a todos. O sienten que no están en lo políticamente correcto si no añaden al masculino un femenino y viceversa.

Pero en realidad –y eso es lo que hay que explicar– la palabra “hombre” en latín, en griego y en hebreo significa “ser humano”, por eso el libro del Génesis, allá al principio de la creación, en el primer versículo 27 que aparece en la Biblia, dice: “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creo, varón y mujer los creó”. Esa es la cuestión que el hombre, la imagen de Dios somos mujeres y varones.

Ya, ya, puede ser que signifique eso que tú dices, me dijo una vez una señora en plena conversación de masculinos y femeninos, pero es que ya es hora de que los hombres nos tengáis en cuenta, incluso en el lenguaje. Y terminó diciendo, claro tú que vas a decir, siendo cura.

Gente en misa católica Budapest

¡Un momento, para el carro! Aunque sé que hay personas que protestan porque el sacerdote dice “hermanos y hermanas”, quizás porque se lo hemos escuchado decir a algunos políticos hasta la saciedad y lo relacionamos con ellos. En realidad, este leguaje se utilizaba ya en los misales de la edad media. El sacerdote decía: “Orad hermanos y hermanas…” bueno, en latín, claro, “Orate frates et sorores …”. ¿No me digas que nos hemos adelantado a este mundo tan moderno? Nada hay nuevo bajo el sol.

Y los mucho más mayores recordarán lo que nuestro misal romano, en el texto original latino, dice: “…famulorum famularumque tuarum”. Es decir, “de tus siervos y de tus siervas”. Luego en la Iglesia, en este tema ha ido por delante.

Lo que pasa es que, en el lenguaje, como en muchas facetas de la vida, buscamos siempre la economía, o quizás el mínimo esfuerzo, por eso también cambiamos algunas expresiones y en lugar de decir “queridos hermanos y hermanas”, resumimos diciendo “querida comunidad” (palabra femenina que incluye a todos y todas), y cuando nos referimos “a todos los hombres de la tierra”, lo reflejamos con la palabra “la humanidad”, (palabra femenina que incluye a todas y a todos, también a blancos, negros y amarillos) etc…

Aun así, como uno de los signos de la unidad de la Iglesia, debemos de respetar la literalidad, sobre todo en la lectura de la Palabra de Dios y en los textos litúrgicos, mientras no se diga lo contrario. Y no olvidar nunca que Dios Padre (‘Abbá’) es la manera más original y revolucionaria con que Jesús nos reveló al Dios eterno y todopoderoso, presentándole como un padre que sale a la puerta a abrazar a sus hijos y también hijas, claro. El Dios revelado como padre suyo y padre nuestro, aunque la misericordia entrañable tenga que ver mucho con el útero materno. ¡Ánimo y adelante!