Nuestro corazón se llena de alegría cuando le escuchamos decir al Papa Francisco que en la Iglesia caben “todos, todos, todos”. Esta no es una convicción propiamente del papa, sino una consecuencia del Evangelio. Algunos le ponen obstáculos a la afirmación: “Sí caben todos, pero después de convertirse”, “no caben todos, porque si no se arrepienten no tienen cabida en la Iglesia”, “sí, pero no así” o sencillamente “no”. Estos reveces suceden a veces con quienes el Señor ha tenido más misericordia.
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Pero me llama la atención que el contexto donde el papa Francisco dice estas palabras es en los encuentros con los cristianos, es decir, con aquellos que hemos sentido que en algún momento Jesús ha tocado nuestro corazón. Y ese encuentro decisivo en nuestra vida de fe debe ser memorable: “Los apóstoles jamás olvidaron el momento en que Jesús les tocó el corazón”, dice Francisco en Evangelli Gaudium, No 13, para concluir que “el creyente es fundamentalmente memorioso”.
¿De qué manera el Señor me liberó?
Hace falta, entonces, recordar el dulce y maravilloso momento en que Jesús nos tocó el corazón: ¿dónde sucedió? ¿en qué situación me encontraba? ¿qué buena noticia entró en mi corazón? ¿de qué manera el Señor me liberó? ¿puedo renovar ese momento? Esto ayuda a renovar nuestra vida de fe y seguramente nos hará salir de nuestra tristeza y mundanidad espiritual.
La importancia de “recordar” es fundamental en quien decide apostarle por un renovado encuentro con Jesús y un renovado impulso evangelizador. Nos hace bien ayudarnos de aquellos maestros espirituales que se convierten para nosotros en lámparas para el camino y nos ayudan a vivir en plenitud la vida en el Espíritu. Ojalá cada cristiano sintiera la necesidad de caminar junto a quienes han hecho camino en la vida espiritual.
Y usted, ¿en qué situación se encontraba cuando Jesús le tocó el corazón?
Por P. Hermes Flórez Pérez, cjm. Eudista del Minuto de Dios