Rixio Portillo
Profesor e investigador de la Universidad de Monterrey

El papa que ve de lejos expresa cercanía


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El fin de semana fue dado de alta el papa Francisco, tras más de treinta días por una afectación pulmonar, una complicación mayor en una persona en sus condiciones.



En solo minuto y medio pudo verse asomado en una pequeña terraza de uno de los pasillos del policlínico Gemelli, con los signos evidentes de una enfermedad, pero el ánimo puesto para la próxima etapa de convalecencia.

En los breves instantes, el papa mira de entre la multitud a una de las presentes (Carmela Mancuso) con un ramo de flores amarillas en sus manos. Luego con voz entrecortada comenta lo que observa. En la sencilla escena puede identificarse quién es Francisco y qué nos propone.

Papa Francisco 1

Mirar es darse

En la Fratelli Tutti, el papa ofrece una lista de verbos comunicativos en la que incluye el mirarse. La mirada dice más que las palabras, transmite una carga cognitiva, emotiva y de profunda sensibilidad. Santa Teresa, la gran santa castellana lo decía; «los ojos son la ventana del alma».

En la mirada del papa Francisco, hasta en un momento así, es posible encontrar una señal en esa lógica que tanto repite: “en salida”, es decir, en una búsqueda para el encuentro del otro, conocido o desconocido.

El mirar desde lejos puede sonar a no comprometerse, a no querer involucrarse, en esa mal denominada neutralidad que no quiere ponerse en riesgo de nada, ni verse amenazado, pero en el papa la mirada desde la lejanía es, al contrario, en clave de cercanía, de proximidad, de reconocimiento.

El mirar evoca también atención, interés, identificación, apertura, receptividad; todas cualidades necesarias en la comunicación interpersonal y garantía para mejorar las relaciones humanas. Mirarse para no esquivar la realidad sino ver la realidad propia en el otro.

Mirar para contemplar y amar

En el ámbito religioso, el mirar también conlleva a la observación y por eso es que en Francisco está acción es tan importante. Los ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola parten del observar la situación y luego ubicarse, pero este mirar conlleva a discernir y contemplar, acciones que evocan el desarrollo de una sana espiritualidad.

En la Escritura, el mirar también es una acción referente a la caridad y el amar: “El que dice: «Amo a Dios», y no ama a su hermano, es un mentiroso. ¿Cómo puede amar a Dios, a quien no ve, el que no ama a su hermano, a quien ve?” (1Jn 4, 20)

En síntesis, el papa desde la debilidad de la convalecencia sigue enseñando, sigue siendo pastor, sigue mirando y reconociendo a sus ovejas, sobre todo en un mundo de ceguera selectiva y apariencias banales de filtros y retoques. Francisco mira desde lejos y expresa cercanía.


Por Rixio G Portillo R. Profesor e investigador de la Universidad de Monterrey.

Foto: Vatican News