El patrimonio estable


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Para empezar

En respuesta a solicitudes que se han recibido, relacionadas con el Patrimonio Estable, se tratará de darles cierta luz, por ser un tema de vital importancia en la gestión económica de los Institutos. “El Patrimonio Estable está constituido por todos los bienes inmuebles y muebles que por legítima asignación están destinados a garantizar la seguridad económica del Instituto”. Economía al Servicio del Carisma y de la Misión, CIVCSVA.



El Código de Derecho Canónico incorporó este término por primera vez en 1983, con el fin de proteger los bienes eclesiásticos de enajenaciones (no hay que olvidar que los bienes temporales que se encuentran en poder de personas jurídicas públicas en la Iglesia son bienes eclesiásticos).

Sin embargo, durante más de 20 años apenas se habló de él, probablemente debido, no a desinterés, sino a su carácter técnico. Y ¿qué se entiende por enajenación? Ni más ni menos que el cambio de dominio. Estarían excluidos de este hecho aquellos bienes que se hayan cedido por largo tiempo, aquellos que por algún motivo no se puedan mantener y aquellos objeto de pactos que sean de utilidad para la Iglesia.

Por dónde nos movemos

El Patrimonio Estable, de acuerdo a su propia definición, necesita de una planificación previa que determine las necesidades actuales y futuras del Instituto, esas que se van a garantizar. Porque no es más que el patrimonio que garantiza tanto la Misión del Instituto como la supervivencia de sus miembros.

Esta definición abarca desde inmuebles que sirven de residencia o de enfermería de sus miembros, como inmuebles por los que se perciba una renta (usada para pagar los gastos del Instituto), bienes muebles invertidos que estén fuera de la gestión económica del Instituto, aquellos que representen o tengan un valor especial (histórico artístico) para el Instituto, y el propio fondo de protección y seguridad, que debe ser determinado en función de la dimensión de las obras.

Estable no significa blindado: puesto que su fin es garantizar la subsistencia del Instituto, y este va modificando su dimensión, el Patrimonio Estable debe ser susceptible de cambiar, de forma que, mediante revisiones periódicas, se siga ajustando a su objetivo con el paso del tiempo.

Qué dice la Iglesia

“En la elección de los bienes que se quieren introducir en el Patrimonio Estable es necesario considerar cuáles son los bienes sin los que la persona jurídica no tendría los medios para conseguir su propio fin”. Economía al Servicio del Carisma y de la Misión, CIVCSVA.

“Para una gestión adecuada de los bienes inscritos en el Patrimonio Estable se debe redactar un inventario preciso del patrimonio inmobiliario”… “siempre es necesario vigilar que la gestión de bienes inscritos en el Patrimonio Estable siga correspondiendo a la Misión del Instituto”. Economía al Servicio del Carisma y de la Misión, CIVCSVA.

Alveus

Cómo lo aplicamos

Tomándonos nuestro tiempo, y el del Instituto. Para poder asesorar (financieramente o en materia de inmuebles), previamente hay que realizar un análisis interior y determinar el Patrimonio Estable: determinar qué necesita el Instituto para la supervivencia de sus miembros y de su Misión; cómo puede afectarle el paso del tiempo; qué bienes son necesarios o representativos para el Instituto y como tal deben ser conservados (no solo por el servicio que puedan prestar sino también por lo que puedan representar). Cualquier planificación futura puede ayudar a determinar dicho patrimonio y a modificarlo en caso de que cualquier concepto cambie en un sentido o en otro.

Para asesorar hay que conocer. Y es el Instituto quien debe, previamente, conocerse, para posteriormente, darse a conocer. Se le puede ayudar, hacer las preguntas pertinentes, etc., pero debe ser el propio Instituto quien determine cuál es el Patrimonio Estable y qué se espera de él.

Desde la realidad

En algunas ocasiones nos encontramos con que el día a día se lleva a cabo sin analizar la situación propia del Instituto. El patrimonio debe estar convenientemente clasificado y, como tal, gestionado, dividiéndose en tantos objetivos diferenciados como sean necesarios para dar cumplimiento a la misión.

El objetivo de definir el Patrimonio Estable no era otro que evitar la enajenación; por lo tanto, se debe evitar también someterlo a un riesgo innecesario y desmedido, al tiempo que permita (su definición) gestionar de forma eficiente aquellas partes del patrimonio que no pertenezcan al Patrimonio Estable.

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