El riesgo de dejarse encontrar por Jesús o por el mundo actual


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El cristiano de hoy tiene claro que una lectura teológica de la historia es la curación ante una mirada maniquea de la realidad, que poco a poco nos aísla en una relación pesimista, desesperanzadora y hasta sin sentido del mundo que nos rodea.



Por tanto, hablar del riesgo de dejarse encontrar por Jesús no es necesariamente una contraposición al mundo actual, pero sí nos hace poner la atención sobre la manera como ese mundo puede generar contrariedades a una vivencia del amor de Dios.

El papa Francisco, en su exhortación apostólica ‘Evangelii gaudium’ (2013) tiene muy claro este desafío pastoral (término que designa el “juzgar” en una lectura teológica de la historia) al que los cristianos de hoy se enfrentan. Y caracteriza este mundo actual así: con su múltiple y abrumadora oferta de consumo, con la tristeza individualista que brota del corazón cómodo y avaro, con la búsqueda enfermiza de los placeres superficiales, con la conciencia aislada, con los propios intereses, sin espacio para los demás, con el resentimiento, las quejas y el sinsentido de la vida… Este tipo de mundo actual con este estilo de vida permite concluir que “esa no es la vida en el Espíritu que brota del corazón de Cristo resucitado”.

Escuchar la voz de Dios

La descripción nos interroga a los cristianos: ¿nos encontramos en las realidades que brotan del encuentro con el resucitado o nos movemos en la oferta parcializada del mundo actual? De hecho, al hablarnos a nosotros, los creyentes, el papa nos asegura que también corremos ese riesgo, cierto y permanente, porque ya no escuchamos la voz de Dios, ya no gozamos de la dulce alegría de su amor y ya no palpita el entusiasmo por hacer el bien.

Me pregunto por qué el papa inicia por estos aspectos al momento de indicar los caminos para la marcha de la Iglesia en los próximos años. Y precisamente la respuesta está seguida a este aparente panorama desolador: “Invito a cada cristiano, en cualquier lugar y situación en que se encuentre, a renovar ahora mismo su encuentro personal con Jesucristo…”

Si queremos revivir nuestra fe y renovar este encuentro tenemos el desafío de revisar aquellas realidades interiores que nos habitan y que nos pueden dejar a merced de la esclavitud. Nos anima la perspectiva de la resurrección o, como dice este documento programático: “nunca nos declaremos muertos, pase lo que pase”. Que nada pueda más que la vida de Jesús en nosotros y que esta convicción genere en nosotros un descendimiento a nuestro ser para vivir plenamente la fe.


Por P. Hermes Flórez Pérez, cjm. Eudista del Minuto de Dios