Se oye mucho hablar sobre si esta pandemia nos va a llevar a comprar más a distancia, si va a incrementar el teletrabajo, si las clases se darán a partir de ahora de modo on line, si dejaremos de ir al cine porque podemos ver bien las películas en casa.
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Parece que este período de encierro va a determinar nuestro modo de comportamiento en un futuro de modo que se va a parecer al que estamos practicando en estos momentos, cada uno en su hogar, evitando la relación con los otros o haciéndola solo de manera telemática y a través de nuestras redes de trasmisión de datos y de nuestros dispositivos móviles.
Pero al mismo tiempo, nos hemos dado cuenta de la importancia de la relación, de cómo la imposibilidad de estar con los amigos, con la gente que queremos, con nuestros alumnos o nuestros compañeros de trabajo, hace que los echemos en falta, que deseemos que esto acabe para poder abrazarlos, para poder cenar con ellos.
También echamos en falta la relación más básica que realizamos con el cajero del supermercado, con quien nos atiende en la panadería, con quienes nos encontramos en el metro o en el autobús, con nuestros compañeros de trabajo, con las personas que van al cine, al teatro, a un concierto o a un espectáculo deportivo con nosotros. Son personas a las que no les contaríamos nuestra vida pero con las que también nos relacionamos.
Esta clase de relación también es parte de nuestra vida y la reclusión nos lo ha recortado haciendo que le demos más importancia de la que tenía con anterioridad. Son las personas que nos ayudan en cosas nimias pero que están ahí, ponernos la gasolina en el depósito, cobrarnos o servirnos en un restaurante, ayudarnos en nuestra compra, etc.
Por ello, cuando queremos transformar nuestro futuro, creo que es una oportunidad para volver a vivir los intercambios económicos como una excusa para la relación, para poder saludar a quien está en el otro lado del escaparate, para intercambiar unas palabras amables con él o ella, para encontrarse en la cola de un supermercado con esa vecina o ese amigo que hace tiempo que no ves…
Es una oportunidad de darse cuenta del valor que tiene comprar hablando con el vendedor, recibir las clases directamente del profesor compartiendo pupitre con otros alumnos, sentarse en el cine rodeados de otras personas que quieren sentir lo mismo que nosotros cuando ven la película, ir a nuestro trabajo y platicar con nuestros compañeros, animar a mi equipo con otras personas, etc.
Ya sabemos lo que es un futuro sin relación con los demás, podemos construir con más fuerza uno en el que la economía sea mucho más relacional…