¿En plena pandemia mundial? ¿Con qué recursos? ¿Y la sana distancia? ¿Enviados a Evangelizar? Sí, aunque podría parecer una propuesta fuera de lugar, es lo que debemos realizar por el hecho de ser bautizados. Que las condiciones y los tiempos cambiaron, que hoy no se puede ni se debe exponer innecesariamente; todo eso se entendería, pero al final son solo pretextos. La misión es emplear todo lo que está a nuestro alcance para compartir la Buena Nueva, para dar esperanza y para ofrecer la paz que las enseñanzas y el amor de Jesús es capaz de hacer en nuestras vidas a veces vacías. Nuestra sociedad necesita hoy más que nunca el impacto de mujeres y hombres creyentes capaces de demostrar que la felicidad no está en la acumulación de bienes, sino en disfrutar la sencillez y compartirla con generosidad.
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“Llamó a los doce y comenzó a enviarlos de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus impuros. Les ordenó que no tomaran nada para el camino, excepto un bastón. Ni pan ni morral, ni dinero consigo. Que llevaran sandalias, pero no dos túnicas”. Marcos 6, 7-9
Jesús nos invita a vivir liberados de las fuerzas del mal, esas que esclavizan y tristemente deshumanizan, indudablemente envía a sus discípulos a la gente para sanarla y así regresar a sus vidas alegría y esperanza. No los envía de cualquier manera para colaborar en su proyecto del Reino de Dios, enfatiza en su estilo de vida, la sencillez, además no les da poder sobre las personas que irán encontrando en su camino, les da autoridad para liberarlas del mal. Envía a sus discípulos a prolongar su misión, no piensa en lo que han de llevar consigo, sino precisamente en lo que no han de llevar, es el estilo de vida, desafiante, provocador y radical; fue como decirles: No olviden llevar bien puesta su fe, confianza y amor, que eso no falte nunca en su Misión. Quienes deseamos colaborar en el reino de Dios estamos llamados a evangelizar sin ataduras materiales, debemos confiar y avanzar seguros ya que el bastón con el que nos envía Jesús nos servirá sólo para caminar, no para mandar. Jesús nos invita a servir de manera sencilla, comprendiendo y escuchando las razones del corazón, sin juicios que acaben con la esperanza de quien desea tener una nueva oportunidad y eso es misericordia. Asumamos el desafío de hacer accesible el lenguaje de la fe a la cultura contemporánea, estamos llamados a buscar y emplear nuevas expresiones del Evangelio a fin de que el mensaje cristiano pueda ser mejor entendido, asimilado y vivido.
Hagámoslo con lo que está a nuestro alcance, con quienes están cerca de nosotros, con los recursos y sin ellos, todos somos llamados y enviados a evangelizar. Somos enviados con el Espíritu, su Palabra y Autoridad lo que nos ayudará a humanizarnos más, a sentir, entender, compartir y comprender a los más necesitados. No sea que un día en medio de nuestro bienestar, seguridad y comodidad nos olvidemos de ellos.