El arte religioso en las dos últimas décadas del siglo XX miró a la tradición bizantina, y en las dos primeras décadas del XXI nos encontramos allí el que quizás sea el medio más intenso para el diálogo entre arte y cristianismo. Destaca especialmente Ucrania como un potente motor creativo de la modernización de los iconos.
Dicho diálogo es impulsado por una generación nueva de artistas estrechamente enlazada con la que tras el derrumbe del mundo soviético llevó de nuevo el cristianismo al arte público. Entre los creadores de nuevos iconos destacan nombres como Yuriy Smol’skyy (Leópolis, Ucrania, 1976), Julia Stankova (Sofía, Bulgaria, 1954), Sergii Radkevych (Lutsk, Ucrania, 1987), Ivanka Demchuk (Leópolis, Ucrania, 1990) o Albina Yaloza (Járkov, Ucrania, 1978).
Quién es Albina Yaloza
Albina Yaloza es una artista emergente que nació en la ciudad ucraniana de Járkov –también denominada Kharkiv o Ха́рків en ucraniano- el 22 de mayo de 1978, aunque vive y trabaja desde 2007 en Odesa, a orillas del Mar Negro. En 1999 se graduó en la Facultad de Pintura de la Escuela de Arte de Járkov y en 2006 obtuvo un segundo título universitario especializado en Artes Gráficas, en la Academia de Diseño y Bellas Artes, también en su ciudad natal de Járkov.
Representada por Ya Gallery de Kiev (Yaloza, 2017), trabaja como diseñadora gráfica, profesión que combina con su creación artística. En 2011 realizó su primera exposición en solitario bajo el lema ‘Culto’. A esa le siguieron otras dos, ambas celebradas en 2012: ‘Paraíso Perdido’ y ‘Silencio’, acogida en el Museo Nacional de Arte de Ucrania. En 2013 se adentró en la crítica social a través de una colección de obras titulada ‘New Ukranian’, en la que realiza diseños industriales a base de carritos de la compra, mostrando el impacto del consumismo en la sociedad ucraniana.
A esos proyectos les siguieron ‘Beyond’ (2014) y ‘Linocut’ (2015). En 2017 fue parte del proyecto The Guests (junto con los artistas M.Malyshko & I.Yanovych), un diálogo entre escultura religiosa popular y arte contemporáneo, comisionado por Pavlo Gudimov para el Dnipro Art Museum y Ya Gallery. También en 2017, Ya Gallery mostró otro proyecto de Yaloza titulado ‘Whitened Pain’ (‘Dolor Blanqueado’). Su obra se encuentra en colecciones privadas de Europa y Estados Unidos, además de formar parte de los principales museos de Ucrania.
Diálogo entre arte y religiosidad
Yaloza ya mostró su preocupación por el diálogo entre arte y religiosidad en sus obras de 2012 recogidas en su exposición ‘Silencio’. Ya en 2011 creó reveses de ángeles que expresaba su búsqueda en el envés de imágenes repetidas, cansadas, rotas, ignoradas, mudas y perdidas. Yaloza realizó una investigación que rescataba con cuidado y estima las ruinas de la memoria cristiana en la modernidad postsoviética. A la vez, profundizó en los relatos bíblicos que recorrían por dentro cada pedazo, cada signo, cada huella olvidada.
Yaloza no tiene intención de superponer un discurso sobre cada elemento ni usarlo para ilustrar una idea: “No pretendo juzgar, estoy interesada en el hecho mismo”, declara la artista (en Nosko, 2016). “Sobre esa base del hecho mismo, hago mi declaración desde la posición del hombre moderno”. Albina toma las imágenes y esculturas en el estado en que han llegado a la actualidad y las resignifica no con un discurso impostado, sino dejándolas hablar por sí mismas. No posee los fragmentos, sino que les permite contar su historia y en esa escucha a la que invita al espectador, se recrea un significado en el mundo de hoy.
Los fragmentos que salva Yaloza no están muertos, sino que siguen vivos: en el lecho del nuevo lienzo en que les pone la artista se convierten en semillas de una historia mayor. No son objetos ni artefactos, sino partes vivas de una historia en la que faltas tú. En su proyecto artístico, Albina no aparece no solamente como creadora sino, recreadora.
La crítica de arte y curator ucraniana Kateryna Nosko considera que en la obra de Yaloza conviven varios planos: durante la elaboración los objetos se depositan en distintos estratos por las diferentes técnicas que usa; los períodos históricos también son diferentes –los de las creaciones y la mirada actual dialogando con el pasado- y en cada obra está la huella de distintos creadores –Yaloza, los creadores anónimos originales y la mirada recreadora del propio espectador.
Tras la recomposición de signos que salva y resucita Yaloza, falta todavía la acción del espectador que narra para su interior de nuevo la historia. No es una salvación museística del objeto, sino que la representación de los cuerpos vuelve a ser significación cuando el espectador lo lleva al interior de su propio cuerpo y redescubre su actualidad.
La obra ‘Bautismo’
La propuesta de Yaloza se contempla plenamente en la colección que denominó ‘Beyond’ (‘Más allá’), y que incluye la obra ‘Bautismo’ (Yaloza, 2014). Es una creación en la que usa técnica mixta sobre lienzo y que aparece acompañada de otra obra, de autoría anónima, del siglo XIX, depositada en una colección privada.
Yaloza parte de esa crucifixión anónima tallada en madera a la que le faltan brazos, piernas y la propia cruz. Su precariedad se acentúa al mostrar parte del soporte metálico que sostuvo sus brazos. Este cuerpo mutilado no solamente es una obra original que todavía continúa mostrando su singularidad, sino que representa a todo el patrimonio artístico que ha sido descuidado, despedazado, destruido, olvidado, despreciado.
Yaloza crea en la Odesa postcomunista que procuró la destrucción sistemática de las religiones. Albina crea belleza en un contexto desmoronado y frágil en el que todo es potencialmente resto para un mañana. Al trabajar con pedazos supervivientes de dos milenios de cristianismo, está creando en realidad con todo lo que algún día en lo humano significó algo de valor.
Yaloza recrea esa crucifixión anónima del siglo XIX en su obra ‘Bautismo’. Sobre lienzo aplica técnicas variadas de un modo tan sutil que va creando un ambiente único en el cuadro. Todos los componentes se unen coherentemente en una pieza armónica.
Yaloza piensa la originalidad de tomar al Cristo crucificado mutilado y ponerle en otra escena bien diferente: la de su Bautismo. Al carecer de extremidades, uno completa su figura de distinta manera. Donde antes había dos pies clavados, ahora se posan sobre el lecho del río. Donde había dos brazos extendidos al horizonte, ahora uno los imagina pacíficamente caídos para recibir el bautismo.
Pero en el Jesús del Río ya se prefigura el Cristo de la Cruz. De hecho, Río y Cruz se unen en la figura de fondo que comprende al Cristo.
Una cruz latina azul que es el río sobre el que se alza Cristo para recibir el Bautismo. Pero también es Cruz. La Cruz queda convertida en río en el que los travesaños fluyen, un cauce en forma de cruz que concentra todas las corrientes en ese centro de gravedad que fue Cristo en Cruz. Pero también convierte al Crucificado en fuente que lleva el agua de su salvación –el agua que manó de su costado- a los cuatro costados del mundo.
El azul está en el entorno de un Pantone 536C, que tiene un fuerte componente grisáceo que lo sincroniza con las tonalidades grises de los demás componentes. Dota a todo el cuadro de quietud e intemporalidad. Es una escena fluvial, pero irradia reposo y sosiego.
El tratamiento del Cristo del XIX en la obra de Yaloza es peculiar y se convertirá en un sello con el que podemos reconocer su marcado estilo. No es una imagen plana ni superficial, sino que tiene transparencias. Pareciera que se superponen al menos dos capas que nos permiten ver el exterior de la figura pero también su interior. Los cuerpos de Yaloza siempre muestran su apariencia externa a la vez que su interioridad. La antropología de Yaloza afirma que el ser humano es interioridad y que eso se plasma en su relación con los otros y el mundo.
Es un cuerpo al que parece que a la vez lo estemos contemplando en radiografía de rayos-X, conocidos como rayos Röntgen en Europa del Este. Efectivamente, son texturas radiadas en los que existe un cierto resplandor. Esa fluorescencia nos impide terminar de poseer su nitidez, nos obliga a relacionarnos con sus límites y le proporciona trimensionalidad. Todo está al servicio de la expresión del esplendor de la interioridad de lo representado.
Los límites difusos de la cruz-río dialoga con esa fluorescencia de la figura en otro tiempo crucificada que ahora es un Jesús bautizado que después será crucificado. El uso de un crucificado para representar un bautizado genera un bucle que, como la cruz, puede dar vueltas y formar una dinámica infinita en la que todos acabamos incluidos. En realidad la crucifixión es simultánea a bautismo, forma un único movimiento llamado Vida.
La mano medievalizada que se extiende para mostrar a su Hijo amado es la de Dios. Su textura es bien distinta, procede de una pintura y es más plana que la figura del Cristo. Yaluza no la transforma para homogeneizar su tratamiento. Las hace aparecer a cada uno su carácter: a los planos de exterior/interioridad y al plano temporal de un crucificado futuro haciendo de un Jesús bautizado de su pasado, se une la distinta procedencia temporal y estilística del Cristo y de la mano, además de la modernidad lineal de la cruz-río. Todos los planos se armonizan y eso es coherente con el proyecto general de la artista, donde todo el patrimonio del pasado cristiano se actualiza e integra en el presente.
La artista le da al cuerpo del Mesías las dimensiones de una figura natural y lo sitúa a la altura del espectador. Porque Yaluza trae obras de arte sacro rescatadas de su arqueología sentimental y las lleva a la cotidianeidad moderna. Como dice el crítico de arte y curator ucraniano, Borys Filonenko, “en las exposiciones ‘Beyond’ y ‘Linocut’, Yaloza presentó su visión personal de los principales mensajes del Evangelio usando los lados posteriores y fragmentos de esculturas de madera que sobrevivieron como prototipos. De ese modo, la artista lleva el conjunto de historias canónicas a un enfoque del cristianismo cotidiano” (Filonenko, 2017).
Albina Yaloza rescata y acoge los restos de la memoria cristiana y convierte lo que parecía solamente un artefacto en una epifanía.
Referencias
Todas las imágenes proceden de Ya Gallery (Yaloza, 2017).
- Filonenko, Borys (2017) Whitened Pain: Albina Yaloza. Kiev: Ya Gallery.
- Nosko, Kateryna (2015) Artista Albina Yaloza: capas del mismo lado. Style Insider, 2 de enero de 2015.
- Vidal, Fernando (2017) Albina Yaloza: salvar las formas. Vida Nueva, 5 de noviembre de 2017.
- Yaloza, Albina (2017) Albina Yaloza en Ya Gallery. Kiev: Ya Gallery.
- Yaloza, Albina (2012) ‘Lost Paradise’. Kiev: Ya Gallery.
- Yaloza, Albina (2014a) ‘Bautismo’. Técnica mixta sobre lienzo. Kiev: Ya Gallery.
- Yaloza, Albina (2014b) ‘Última Cena’. Acrílico, linóleo, lienzo. Kiev: Ya Gallery.
- Yaloza, Albina (2014c) ‘La Traición’. Técnica mixta sobre lienzo. Kiev: Ya Gallery.
- Yaloza, Albina (2014d) ‘Eucaristía’.Técnica mixta sobre lienzo. Kiev: Ya Gallery.
- Yaloza, Albina (2014e) ‘Five’. Técnica mixta sobre lienzo. Kiev: Ya Gallery.
- Yaloza, Albina (2014f) ‘Beyond’. Técnica mixta sobre lienzo. Kiev: Ya Gallery.
- Yaloza, Albina (2014g) ‘Piedad’. Técnica mixta sobre lienzo. Kiev: Ya Gallery.
- Yaloza, Albina (2014h) ‘Ascensión’. Técnica mixta sobre lienzo. Kiev: Ya Gallery.
- Yaloza, Albina (2014i) ‘El Grial’. Acrílico, linóleo, lienzo. Kiev: Ya Gallery.
- Yaloza, Albina (2017b) ‘Whitened Pain’. Kiev: Ya Gallery.