Enrique Lluc
Doctor en Ciencias Económicas

Era lo único que podíamos hacer


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“Lo hemos hecho porque no teníamos otra opción, era lo único que podíamos hacer”. ¿Y cómo lo sabía ella? ¿Cómo podía estar tan segura? A ella se le ocurría un montón de otras cosas que habrían podido hacer. No estaba segura de que fuesen buenas, malas, mejores o peores de la decisión tomada, pero de ahí a ¿afirmar que esa era la única?



Al principio le entró un ataque de inseguridad, porque ella nunca lo veía todo tan claro, porque ella siempre veía varias opciones y tenía que elegir la que creía que era mejor. Sería más sencillo no ver tantas alternativas. Cuando solo hay una todo es más fácil: la haces y no tienes que pensar más. Es más cómodo así, teniéndolo todo tan claro que no se encuentra otra opción.

Siguió admirándola por su seguridad, porque siempre acababa diciendo lo mismo, que era la única opción, que no podían hacer otra cosa. Pero poco a poco se fue dando cuenta que la única opción que ella daba no era siempre la mejor. Que los resultados que ofrecía eran en ocasiones mediocres cuando no negativos. Sospechaba que alguna de las opciones que ella había barajado podrían haber tenido unas consecuencias mejores.

mujer revisando libros en una librería

Lo que ella había identificado como un signo de fortaleza, se le fue mostrando poco a poco como un síntoma de inseguridad que traslucía una persona dubitativa. No era tan segura como aparentaba. El pensar que era la única opción era una estratagema para hacer lo que ella consideraba como más adecuado, una pantalla que quería esconder una inseguridad innata y una excusa barata para el caso de que no funcionase. Decir que no tenía otra posibilidad era la manera más adecuada de esquivar las responsabilidades ante algo mal hecho.

Siempre hay otra posibilidad

Así que acabó percatándose de que afirmar que solo existe una opción es simplemente una falacia. Esto no sucede, siempre hay otra posibilidad, siempre se pueden hacer las cosas de otra manera, siempre existe otro camino. Es verdad que no todos son iguales, que unos son mejores y otros peores, que las consecuencias de unos y otros son diferentes, pero la vida siempre nos ofrece varias opciones para elegir.

Ahora, cuando escucha a responsables políticos o económicos hablar en estos términos, siempre piensa ¿Qué interés buscan?
¿Por qué quieren vendernos algo que ellos saben que no es cierto? Han subido en su consideración aquellos que siempre hablan de la mejor opción, de la que creen que es menos dañina, aquellos que ven distintas posibilidades y tienen dudas entre ellas.