Está de rabiosa actualidad el pacto al que han llegado el Gobierno de Pedro Sánchez y Junts a propósito de la cesión –o delegación– de las competencias de fronteras e inmigración al Gobierno catalán (cosa que hasta ayer se desgañitaban diciendo que era inconstitucional). Y muchos especialmente en la izquierda– han visto en ese pacto una cesión inadmisible por lo que supone de racismo, ya que los independentistas catalanes pretenden aplicar medidas tales como seleccionar a aquellos emigrantes que van a poder residir en Cataluña, así como la obligatoriedad del catalán para poder pedir la residencia en ese territorio.
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En la Biblia hay una situación que encuentra un cierto parecido con este: aquel con el que se hallaron los exiliados tras la vuelta del destierro. En efecto, la reconstrucción tras lo que había sido una de las experiencias más duras de Israel parece que siguió unos derroteros claramente “nacionalistas” o exclusivistas. Así, uno de los elementos de la reforma de Esdras consistió precisamente en disolver los matrimonios que se habían celebrado entre israelitas y mujeres extranjeras. Así lo cuenta el libro de Esdras: “Se acercaron a mí los jefes para decirme: ‘El pueblo de Israel, los sacerdotes y los levitas no se han apartado de las gentes del país, pues han caído en las prácticas perversas de cananeos, hititas, pereceos, jebuseos, amonitas, moabitas, egipcios e idumeos. Tanto ellos como sus hijos se han casado con las hijas de estos, mezclando así la raza santa con las gentes del país. Y los primeros en caer en esa infidelidad fueron los jefes y los magistrados’” (9,1-2).
Entonces “Secanías, hijo de Yejiel, de los descendientes de Elán, tomó la palabra y dijo a Esdras: ‘Hemos sido infieles a Dios casándonos con mujeres extranjeras de países paganos. No obstante, todavía queda una esperanza para Israel. Hagamos ahora un pacto con nuestro Dios para expulsar a todas las mujeres extranjeras y a los nacidos de ellas, según el consejo del Señor y de los temerosos de los mandamientos de nuestro Dios; que se cumpla la Ley. ¡Levántate, porque esto es incumbencia tuya! Nosotros estamos contigo. ¡Ánimo, y manos a la obra!’” (10,2-4).
Lista de purgados
Así se llevó a cabo esa limpieza étnica que acabó con la separación de estas mujeres y sus hijos. Al menos es lo que se deduce de la lista de “purgados” que se lee en 10,18-44.
Es de esperar que en Cataluña no se llegue a estos extremos, aunque los pasos que se van dando no se alejan demasiado de una situación tan triste.