JOSÉ LORENZO | Redactor jefe de Vida Nueva
“La sociedad que está surgiendo de esta crisis ya no es la misma de hace una década. Es una sociedad (familia) mas fracturada…”.
Los obispos, tras su Asamblea Plenaria, han emitido una nota sobre la legislación familiar y la crisis económica a raíz de la sentencia del Constitucional que avala los matrimonios homosexuales. En ella se dicen claramente unas cosas, pero también, claramente, se pueden deducir otras.
Así, se puede pensar que se insta a los políticos católicos (que alguno quedará en el PP, partido que recurrió la inconstitucionalidad de esa norma) a ‘rebelarse’ y no refrendar con su voto leyes injustas, como se considera esta. Y no es descabellado pensarlo cuando se urge al PP a reformarla.
Asimismo, se dice que “sin la familia, sin la protección del matrimonio y de la natalidad, no habrá salida duradera de la crisis”. Y tienen toda la razón. Sucede que, en el contexto de una declaración contra las bodas gais, que “dañan tan gravemente las estructuras básicas de la sociedad”, no es retorcido pensar que culpabilizan a los pocos miles que se han casado de haber puesto a la familia en la gravísima situación que atraviesa. Eso es darle al lobby gay más poder del que tiene.
¿Son los responsables del bajón en el número de matrimonios, en general, y de los contraídos por la Iglesia, en particular? Habría que indagar en las causas y ver cuáles interpelan a nuestras incoherencias, porque la gente se sigue amando, emparejando y, si pudiera permitírselo, engendrando.
Más nociva para la familia está siendo la crisis. Los sociólogos advierten ya de su impacto en el modelo familista, el que ha permitido a generaciones sobrevivir a los embates de desgobiernos y calamidades de todo tipo. El colchón familiar, vaya. Pero al colchón se le salen los muelles y muchos hogares viven de la pensión del abuelo.
Habrá cínicos que digan que esto vertebra a la familia pues muchos volverán a la gasolinera en donde abandonaron al viejo en tiempos de abundancia. Pero, dicen los expertos, la sociedad que está surgiendo de esta crisis ya no es la misma de hace una década. Es una sociedad (familia) mas fracturada, atravesada por las desigualdades, la pobreza de capas cada vez más amplias y la exclusión social de quienes nunca pensaron que sus familias acabarían así por una reforma laboral o una ley hipotecaria.
En el nº 2.826 de Vida Nueva.
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