Raúl Molina
Profesor, padre de familia y miembro de CEMI

Esos compañeros “tóxicos”


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Hay quienes aman mal

por el mal que han recibido

y hay quienes aman bien

por el mal que han recibido,

cada quien hace lo que quiere

con lo que recibe.

@zabgandrade

Lo que ocurre es que, en la escuela, lugar en el que tanto amor se necesita, aparecen de vez en cuando esos compañeros “tóxicos” que no entienden lo mucho que los chicos precisan de una mirada tierna, una palabra oportuna o un gesto amable.



Nos los encontramos en muchos entornos (el trabajo, la familia, el vecindario…) intentando que la forma dominante de relacionarse sea la disconformidad permanente y la falta de cordialidad, buscando cómplices y engriéndose socarronamente cuando espetan esos discursos cargados de egocentrismo. Sí, también, en ocasiones, nos los encontramos dedicados a la docencia.

Epulón y Lázaro

Podemos pensar que hay que mantener una batalla abierta con estos compañeros, pero vivo con la sensación de que tenemos poco que hacer y, como ocurriera con el rico Epulón “cuando veía que un mendigo llamado Lázaro estaba echado en su portal, cubierto de llagas, y con ganas de saciarse de lo que caía de la mesa del rico, si no han sido capaces de entender lo que escucharon decir a Moisés y a los profetas, no se convencerán ni aunque resucite un muerto” (Lc 16,19-31).

Soy pesimista al descubrir que convivo con personas así y me muestro descreído si pienso en un posible cambio.

PurposeVirusMar10.20Home

Pero los niños y las niñas con los que convivo todos los días me hacen retomar, cada mañana, mi trabajo con esperanza, pues estoy convencido de que “hay un reconocimiento básico, esencial para caminar hacia la amistad social y la fraternidad universal: percibir cuánto vale un ser humano, cuánto vale una persona, siempre y en cualquier circunstancia” (FT 106).

Nos toca ser “sagaces como serpientes y sencillos como palomas” (Mt 10,16) para generar culturas dominantes en nuestras escuelas centradas en las necesidades de cada alumno y en la tarea de hacerles crecer intelectual, emocional y moralmente; para generar culturas centradas en el cuidado, en la cordialidad y en el reconocimiento mutuo. Huelga decir que en las escuelas estamos construyendo futuro.

Conviene sacudirse el polvo.