Durante ocho semanas he hecho un intermedio en mi blog “el pan nuestro de cada día” para hablar sobre algunas enseñanzas de la pandemia y qué futuro queremos construir. Recordé al principio de la serie que creía que el debate no tenía que estar tanto en intentar prever qué iba a suceder en un futuro, sino en pensar cómo queríamos que fuese este a partir de nuestras enseñanzas del presente.
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Pienso que esta actitud no es una manera de trabajar que tiene que circunscribirse a esta pandemia, sino que debe primar en nuestra vida y en nuestras actividades diarias. La vida es constante cambio, la sociedad está siempre modificándose. Lo que sucede hoy es diferente a lo que sucederá dentro de un mes, y distinto de lo que sucedió hace uno.
Por ello tenemos que centrarnos en aquello que estamos viviendo en estos momentos. Disfrutar del regalo de la vida mientras lo tenemos y aprovechar cada momento, de modo que organicemos nuestro hoy, no en función de lo que creemos que va a suceder en el futuro, sino atendiendo lo que queremos que sea nuestro mañana. Disfrutar del momento sin olvidar hacia donde deseamos ir, cuál es nuestra opción de vida y cuáles nuestros anhelos.
Que la sociedad evolucione en una dirección o en otra no es algo que nos venga dado, sino que es el resultado de nuestras opciones de hoy. Lo que hacemos en el ahora tiene resultados sobre el futuro. Si nos dirigimos en una dirección, es probable que sigamos esa y si lo hacemos en otra probablemente tendremos un futuro diferente.
Por ello es pertinente que pensemos y conversemos sobre la dirección que queremos que tome nuestra sociedad. Si consensuamos hacia donde queremos ir, no nos queda más que conversar sobre cuáles son los caminos más adecuados para conseguirlo. En estas 15 entradas de las últimas 8 semanas he intentado dar unas pistas de hacia dónde podríamos ir a partir de lo que creo que han sido enseñanzas de esta pandemia.
Estar dispuesto a hablar sobre ello, conversar sin prejuicios previos, atender a los argumentos y no a quien los dice, pensar en el bien de todos y no en clave política e intentar, de corazón, que nuestra sociedad mejore, son anhelos que pueden llevarnos a que construyamos un futuro en el que todos podamos vivir con dignidad en nuestra sociedad.