Raquel Lara, secretaria de la JOC
Secretaria de la JOC

¿Estáis preparadas? Nacimos preparadas


Compartir

Hola princesa. No seas tan bruta pareces un niño. Las señoritas no gritan: cállate. ¿Tienes novio ya? ¿No tienes novio aún? No vuelvas sola, ten cuidado. Así vestida pareces una mojigata. Así vestida pareces una… ¿Qué pasa, tienes la regla? ¿No eres muy joven para ser madre? ¿Aún no eres madre? Te maquillas demasiado, si te arreglaras un poco… ¿Qué hay para comer? No te pongas histérica…”. ¿Lo has escuchado alguna vez? “Es verdad, si en estos tiempos ya todas y todos somos iguales, no sé por qué os quejáis”.

Durante el fin de semana he participado, representando a la JOC, en la primera reunión del Grupo No Mixto del Consejo de la Juventud de España (CJE), donde hemos estado abordando cómo potenciar el fomento del empoderamiento de las mujeres de entidades en el CJE, es decir, seguir dando pasos en unas organizaciones más feminizadas.

A pesar de nuestras diferencias políticas, religiosas, económicas… la sororidad ha sido una tónica en el desarrollo de los debates, diálogos y consensos durante todo el fin de semana. ¡Cuánto se puede construir si no nos etiquetáramos y nos fijáramos exclusivamente en la persona que tengo en frente!

Vivir en la cultura del heteropatriarcado cansa demasiado

Sentimiento de culpabilidad por no llegar a todo lo que se espera que lleguemos como mujer, las tareas que normalmente nos otorgan son la más sentimentales, desterrándonos de los puestos de representación o toma de decisiones o si estamos es porque hay que “cumplir una tasa de paridad” evitando poner sobre la mesa toda reflexión más profunda sobre el tema.

Por el contrario, si una mujer ha llegado a un puesto de decisión, insertándose en una estructura pensada por hombres y para hombres es cuestionada por ser hija de o mujer de, desprestigiada poniendo en duda qué cosa ha tenido que hacer para estar ahí, un sueño de conciliación familiar que es casi imposible hacerlo real o, en el mejor de los casos, nos fijarnos en aspectos muy importantes como el color de las prendas que suele llevar.

Vivimos hipersexualizadas por esta sociedad capitalista que nos considera carne para consumir con total libertad e impunidad, sin tener en cuenta que son personas las que están utilizando y mercantilizando.

Y qué decir si entra en juego el concepto ‘interseccionalidad’, de Kimberlé Williams Crenshaw; es decir, comprender cómo ocurre la injusticia sistemática y la desigualdad social desde una base multidimensional examinando cómo varias categorías biológicas, sociales y culturales (el género, la etnia, la clase, la diversidad funcional, la orientación sexual, la religión, la edad, la nacionalidad…) interaccionan en múltiples y, a menudo, simultáneos niveles.

Uno de ellos es la doble discriminación que sufrimos por ser mujeres y jóvenes, ni que decir el ser mujer e migrante. No queremos seguir formando parte de un sistema binario que no contempla ni tiene en cuenta las capacidades que tenemos las mujeres ni la realidad tan diversa y rica en la que convivimos.

En definitiva, parece ser que todo lo que se feminiza se desvalora. Sin embargo, para que nosotras podamos aportar nuestra perspectiva de género y otra forma de ver el mundo, hay otros muchos que deberían ceder sus privilegios o simplemente dejar de crearlos para uso exclusivo de ciertas personas e incluso por opción, ser aliados.

Una Iglesia más feminizada

Ante este movimiento feminista, donde mujeres de tantas generaciones hemos sido silenciadas durante muchos años, las calles se están aliando con sus reivindicaciones y sin duda, la Iglesia va tarde.

Jesús eligió a las mujeres para ser las primeras en anunciar que había resucitado, “apóstoles-testigas”. Mujeres valientes, que confiaron, permanecieron fieles hasta el final y que no tuvieron miedo a salir corriendo y anunciar que Jesús estaba vivo. ¿Qué miedo hay en confiar en nosotras? Nacimos preparadas, igual que tú, compañero.