A la hora de comprar un fondo de inversión, o de recibir asesoramiento sobre una cartera de inversiones, es habitual clasificar al cliente en un perfil de riesgo, en función de su objetivo de rentabilidad y del riesgo a asumir.
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Pero lo cierto es que no todo va de rentabilidad y riesgo. Hay más condicionantes, como los costes o la ética de las inversiones, que deberían ser considerados tanto o más si cabe, principalmente cuando los inversores finales son Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica. Desde Alveus insistimos mucho en estos aspectos, y de ahí la ficha en la que trabajamos para reflejar esta realidad.
Los costes de las inversiones
Los costes penalizan directamente el resultado de la cartera: a mayores costes, menores rentabilidades. Al invertir en fondos, hay que sumar los costes del propio vehículo, que pueden ser muy variables en función del fondo seleccionado e incluso de la clase del fondo. Entonces, para reducir los costes, ¿sería interesante sustituir fondos por inversiones directas?
Objetivamente, en raras ocasiones se justifican los mayores costes de uno u otro fondo, porque la consistencia no es siempre la misma. Pagar más en un fondo que en el pasado lo haya hecho mejor no asegura que vayamos a recibir a futuro mejores resultados. Y no solo esto, para que esté justificado ese coste, los fondos deberían hacerlo mejor que el mercado, lo cual, de nuevo, es realmente complicado.
Siendo esto discutible, más difícil es justificar mayores costes dentro de un mismo fondo. Los fondos suelen tener distintas clases que difieren en la divisa de denominación, en si tienen cubierta o no la divisa de exposición… ¡y en las comisiones! Sí, el mismo fondo puede tener distintas comisiones en función del patrimonio que se haya invertido o de quién nos lo haya recomendado, puesto que pueden tener retrocesiones: cobran mayores comisiones de gestión, para luego retrocedérselas a quien lo haya recomendado de manera “independiente”.
Por ello, invertir en directo (acciones, bonos o derivados) permite ahorrar en comisiones repercutiendo positivamente en el beneficio final de la cartera. Del mismo modo, los ETFs o fondos cotizados, que replican el comportamiento de un índice (no buscan superarlo sino tener el mismo comportamiento), abaratan los costes de la cartera al tener unas comisiones muy inferiores.
Este ahorro de forma consistente permite, en el largo plazo, obtener mayor beneficio para la cartera. La reinversión de ese ahorro no hace más que generar mayor ahorro, entrando en un círculo virtuoso.
La ética de las inversiones
Pero no queremos centrarnos solo en los costes, ¿qué hay de la ética de las inversiones? Cualquier cartera de inversión, y más aún la de una congregación religiosa, debería respetar los principios que rigen. Por ejemplo, si la misión de una congregación es defender a los más débiles, ¿no debería dicha congregación evitar invertir en una compañía que produzca píldoras abortivas? ¿No son, acaso, los nonatos los más débiles? Al invertir no podemos mirar hacia otro lado y hacer la vista gorda, no hay doble rasero.
Esta ética de las inversiones es más controlable con inversiones directas. Los cambios que se produzcan en la cartera son analizables en el acto, sabiendo si estamos contraviniendo la Doctrina Social de la Iglesia o si por el contrario estamos respetando los criterios. Por contra, a la hora de invertir en un fondo de inversión, la decisión de los activos subyacentes no es nuestra sino del gestor del fondo. Y normalmente conocemos esas decisiones con retraso, si es que llegamos a conocerlas.
Por todo lo anterior, desde Alveus hemos considerado apropiado elaborar una ficha que incluya estos dos análisis, tan poco frecuentes y al tiempo tan necesarios. Se trata de dos criterios de inversión que en ocasiones son pasados por alto o ignorados. Nos preguntamos, ¿no deberíamos ser responsables para con el patrimonio de nuestra institución, y a la vez coherentes con los principios que la rigen?
Y tú, ¿sabes los costes intrínsecos y extrínsecos reales de tu cartera? ¿Sabes cómo de éticas son tus inversiones? Desde Alveus podemos ayudarte, ¿nos dejas?
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