Si no encontraste a algún sacerdote para acompañar un funeral, quizá este documento puede ser de mucha ayuda.
- PODCAST: Comunidades mixtas: laicos y religiosos
- ¿Quieres recibir gratis por WhatsApp las mejores noticias de Vida Nueva? Pincha aquí
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
Este es un Subsidio catequético. Existen circunstancias en las cuales el presbítero u otro ministro idóneo no puede asistir a las exequias de alguien. Este subsidio es una liturgia sencilla que puede presidir cualquier familiar. Se les recomienda que la estudien y compartan con sus familiares y amigos pues en algún momento puede ayudarles.
Exequias celebradas por un familiar
Celebrador: es un día de dolor y bendición; dolor porque toda pérdida siempre es un vacío irreparable y bendición porque nuestra fe nos lleva a afirmar que ha llegado a la presencia amorosa del Padre.
Les invito a acercarse, apagar sus celulares y con humildad hacer esta oración por la eterna felicidad de ____.
Celebrador: en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Es el Señor que hoy está aquí para consolarnos es quien está aquí con ustedes.
Todos: y con tu espíritu.
Celebrador: la muerte es una buena oportunidad de reconciliarnos, pues el trabajo, la distancia, la falta de tiempo van enfriando nuestras relaciones humanas… Si ha habido problemas, dificultad, ofensas, malos entendidos; honremos la memoria de nuestro difunto y pidamos perdón a Dios. No hay familias perfectas.
Es un día de perdón. Hagamos silencio, pidamos perdón a Dios y hoy aprovechemos para reconciliarnos entre nosotros.
(Silencio)
Celebrador: yo confieso ante Dios todopoderoso y ante ustedes….
Celebrador: Dios tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna. Amén.
Tomen asiento los que puedan y abran su corazón a la Palabra de Dios.
Lector: Del libro de la Sabiduría. Capítulo 3. “Las almas de los justos están en las manos de Dios y no les alcanzará tormento alguno. Creyeron los insensatos que habían muerto, tuvieron por desdicha la salida de este mundo y su partida de entre nosotros por completa destrucción. Pero ellos están en la paz, aunque a juicio de los hombres hayan sufrido castigos, su esperanza estaba llena de la inmortalidad. Por una corta corrección recibirán larga recompensa, pues Dios los sometió a prueba y los halló dignos de sí, los probó como el oro en el crisol y como holocausto los aceptó. El día de su visita se inflamarán, se propagarán como chispas en la paja, juzgarán a las naciones y dominarán a los pueblos y sobre ellos el Señor reinará eternamente. Los que en Él confían entenderán la Verdad y los que son fieles permanecerán junto a Él en el amor, porque sus elegidos hayan gracia y misericordia”.
Palabra de Dios
Todos: te alabamos Señor
Lector: “Consuélame Señor, mi vida es tuya” / todos
El Señor es mi pastor nada me faltará; en verdes praderas me hace reposar y hacia fuentes tranquilas me conduce para reparar mis fuerzas /
Por ser un Dios fiel a sus promesas me guía por el sendero recto, así aunque camine por cañadas oscuras nada temo porque tú estás conmigo, tu vara y tu cayado me dan seguridad /
Tú mismo me preparas la mesa a despecho de mis enemigos, me unges la cabeza con perfume y llenas mi copa hasta los bordes /
Tu bondad y tu misericordia siempre me acompañarán todos los días y viviré en la casa del señor por años sin término /
Lector: Aleluya, aleluya.
Vengan a mí los que están fatigados y agobiados dice el Señor.
Aleluya, aleluya
Celebrador: Del santo Evangelio según san Mateo.
Gloria a ti Señor.
Un doctor de la ley le preguntó a Jesús para ponerlo a prueba: ¿maestro cuál es el mandamiento más grande de la ley? Jesús le respondió: “amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente, este es el más grande y el primero de los mandamientos; el segundo es semejante a este: amarás a tu prójimo como a ti mismo; en estos dos mandamientos se fundan toda la ley y los profetas.
Palabra de Dios.
Todos: te alabamos Señor
Celebrador: poco se puede hablar cuando hay dolor, sólo es aprender a estar aquí, con humildad, respeto y reconciliación. Por eso lo poco que podemos hacer es recordar las cosas buenas que pasaron mientras nuestro difunto estaba entre nosotros, las cosas malas entregárselas a Dios porque Él es perdón.
El consuelo no viene de un abrazo o un pésame, el consuelo viene de Dios, por eso comenzaremos este tiempo de oración en familia, y si alguien no sabe rezar es tiempo de que aprenda… En silencio recordemos el mejor momento de toda tu vida que hayas pasado con tu difunto.
(Silencio)
Celebrador: ahora digamos juntos: “te damos gracias Señor”
¿Alguien quiere compartir lo que recordó de su ser querido? Y después todos diremos: “te damos gracias Señor”
(Deja que los que quieran participar lo hagan)
Celebrador: concluyamos nuestras Exequias, tomándonos de las manos si es prudente y elevándolas, digamos las palabras que el Maestro nos enseñó:
Padrenuestro que estás en el cielo….
(El celebrador, si hay comunión, dirá después del Padrenuestro: “este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, felices nosotros que hemos sido invitados al banquete del Señor”.
Todos: Señor no soy digno de que entres a mí pero una palabra tuya bastará para sanarme.
(Si hay oportunidad de llevar la comunión se distribuye la comunión y se consumen todas las hostias. Al final pedirá agua y le dirá a la gente que repita esta bendición).
Celebrador: Dios bueno que eres Padre; hace un tiempo consagramos en tus manos a nuestro hermano: ____, como tu hijo, el día de su bautismo esta agua fue adopción y salvación. Hoy regresa a ti, gracias Padre es tuyo por toda la eternidad. Amén.
(Si es prudente se abre el ataúd y la familia más cercana le da la bendición, y al final…)
Celebrador: que el Señor nos bendiga, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Permanezcamos en la paz del Señor, nuestras exequias han terminado.
Todos: demos gracias al Señor.