Rosa Ruiz
Teóloga y psicóloga

Falso risotto


Compartir

Falso risotto. Falso pastel de carne. Falso boletus. Falso brownie. Y todo es alta cocina. Pareciera que tu carta no tiene la calidad y actualidad suficiente si no ofreces un “falso algo”. Lo que sea.



Es falso risotto porque siendo un plato de arroz no lleva arroz. A una especie de puntuación extra. Es falso pastel de carne porque no lleva carne, apto para vegetarianos. Es falso boletus porque en realidad es un cardo coreano con apariencia de boletus (que por cierto puede ser venenoso) o un pudding de queso con fresa y canela en pleno trampantojo.

Validad lo falso

Si se trata de jugar y divertirse, entonces me parece estupendo. ¡Viva el trampantojo! Pero no deja de sorprenderme esta normalidad con que validamos lo falso, lo que no es verdadero y le damos entrada y carta plena de ciudadanía.

Puede que sea demasiado superficial y superfluo, inocente incluso; sin embargo, me parece un curioso reflejo de lo que vivimos. ¿No estaremos acostumbrándonos a la falta de verdad?, ¿no estaremos blanqueando lo falsedad? Porque lo falso no es exactamente lo mismo que la mentira. Cuando pedimos un falso risotto sabemos que no habrá arroz; no nos están mintiendo. Pero, ¿qué necesidad hay de nombrar algo con una palabra que no la define?

Caldero comida

Imagínate: “Soy una falsa rubia”, en lugar de decir que estás teñida. “Soy un falso sincero”, para decir que tiendes a la hipocresía y las medio mentiras. “Te falso quiero” para decir que en realidad solo necesitas algo de esa persona. “Te doy un falso regalo”, cuando intentas manipular a otro y comprar su voluntad, por ejemplo. “Tengo un falso deseo de cambio” cuando parece que sí pero no acabas de cambiar nunca.

En realidad no sé si ayuda o no. Quizá si fuéramos capaces de llamar “falso X” a cada cosa que hacemos sabiendo que no es auténtica, seríamos todos más conscientes y podríamos elegir mejor. O quizá nos iría mejor si dejáramos de aparentar lo que no somos ni de presentarnos con un nombre que no nos representa de verdad. Es cuestión de elegir. Yo prefiero pedir risotto cuando me apetezca arroz. Por si alguna vez me invitas a comer.