JOSÉ LORENZO | Redactor jefe de Vida Nueva
“El verdadero problema para los matrimonios, el que pone a prueba su estabilidad y la de las familias que han creado, es el paro y la precariedad…”.
A la tercera va la vencida. La Asamblea Plenaria aprobó en su reunión de abril un documento que, en determinadas formulaciones, había puesto los pelos como escarpias a algunos, al menos antes de ser “afeitado” durante su tramitación.
Tiene que ver con el matrimonio y la familia, ambas cuestiones que preocupan mucho a nuestros pastores, como demuestra que sea este el tercer gran texto que dedican al tema en once años, tras la Instrucción pastoral La familia, santuario de la vida y esperanza de la sociedad (2001) y el Directorio de Pastoral Familiar (2003).
El título de esta nueva aproximación es La verdad del amor humano. Orientaciones sobre el amor conyugal, la ideología de género y la legislación familiar, y los temores de quienes tuvieron oportunidad de ir conociendo su gestación obedecían a que consideraban que estaba demasiado “ideologizado” y con los niveles de apologética descompensados. Habrá que esperar a su próxima publicación para ver si tenían fundamento esos miedos.
Mientras tanto, me gusta pensar que, al menos en alguna parte del mismo (aunque el título no invite a la esperanza), este texto sirva para actualizar en parte el análisis que se hacía en el famoso Directorio de Pastoral Familiar, en donde se afirmaba que, en la sociedad española, “posiblemente la fuente principal de problemas humanos sean los relativos al matrimonio y a la familia”.
Ahora, en este preciso instante, con una serie de cambios vertiginosos motivados por una feroz crisis económica, el verdadero problema para los matrimonios, el que pone a prueba su estabilidad y la de las familias que han creado, es el paro y la precariedad, junto con la pobreza y la exclusión social, que suelen venir de la mano. Que se lo digan a las más de un millón y medio de familias que tienen a todos sus miembros desempleados.
Estamos asistiendo a un cambio en el modelo de sociedad, fruto de unos ajustes que se nos dice que son necesarios, y en donde lo que está en juego es la suerte de las personas, sobre todo de las más vulnerables, casadas o no, con papeles o sin ellos.
Cruzo los dedos para encontrarme también con alguna reflexión sobre estos dramas y las normativas que los causan.
En el nº 2.799 de Vida Nueva.