VIERNES
Cuando Omella se plantó ante Bolaños para ponerle la cara colorada por su deslealtad ante las inmatriculaciones y la comisión de abusos, le dejó en evidencia. Se plantó como solo un cura de pueblo sabe, con la contundencia de las pruebas y sin tener que echar mano de la birreta cardenalicia. Aquello no gustó al ministro. Semanas después, de repente, la Fiscalía se saca de la manga un informe –que nadie pidió– para desterrar la auditoría eclesial. Dicen que ese envite no ha gustado al Defensor del Pueblo, que se ha visto, de alguna manera, intervenido con ese documento filtrado. Como todo lo anterior.
- ¿Quieres recibir gratis por WhatsApp las mejores noticias de Vida Nueva? Pincha aquí
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
SÁBADO
Misa vespertina. Libro de los Hechos. “Los apóstoles y los presbíteros con toda la Iglesia acordaron…”. “Hemos decidido, por unanimidad…”. Va a ser que el término sinodalidad se ha acuñado ahora, pero que no es fruto de una ocurrencia ni de un arranque de relativismo.
DOMINGO
Cuentan que, recientemente, un cardenal llamó alarmado al Vaticano por la salud del Papa y sugiriendo el fin del pontificado por incapacidad. Al otro lado del teléfono, recibió respuesta a sus inquietudes: “Roosevelt gobernó la mayor potencia del mundo en una silla de ruedas y no pasó precisamente como uno de los presidentes más mediocres de la historia”. Fin de la conversación, pero no de la preocupación. De hecho, cuentan que el mismo purpurado probó con otro número, insistiendo en su legítima preocupación. Y encontró otra respuesta: “Se gobierna con la cabeza y el corazón, no con la rodilla”. Desconozco si mantiene sus dudas sobre la cultura del descarte o si ha decidido jubilarlas. O jubilarse.
LUNES
Las redes enredan. Y agotan. Ser misión a golpe de tuit cuesta. Gracias, José Mari, por haber cuidado cada carácter para sugerir, encauzar y orar. Gracias, Xiskya, por dar un paso al frente, por ser Palabra con pocas palabras. Sin ataques, sin defensas. Con esa alegría que teje comunión real en lo virtual. Bienvenida a casa.
