Fondos buitre en el portal


Compartir

Por fin encontraron acomodo en aquel establo y, desde allí mismo, saldría la noticia que cambiaría el curso de la historia. El relato del nacimiento sigue anonadando, su fuerza está cargada de un simbolismo que no necesita de tratados para ser comprendido. De hecho, los más sencillos lo entendieron a la perfección y sintieron que aquel acontecimiento les pertenecía más a que nadie, por más que la noticia fuese verdaderamente buena para todos.



El paso de los siglos ha ido derramando la ternura de millones de seres humanos sobre aquella pareja que buscaba cobijo y lo encontró entre animales porque en la posada no había sitio para ellos. Participaban de esa acogida a la fragilidad ante el desinterés de quienes podían haber puesto remedio. Millones de seres lo entendían, porque en alguna u otra ocasión habían sentido el mismo desamparo.

Por eso es tan importante que la Iglesia no pierda la perspectiva y acabe convirtiéndose en la huraña arrendataria o la fría especuladora con el patrimonio inmobiliario acumulado. Tras el escándalo de los abusos, nada haría más daño a la institución que la percepción de que, en este ámbito, la Iglesia ejecuta sus contratos con la misma indiferencia que cualquier fondo buitre de los muchos que desembarcaron en España en plena resaca de la crisis económica, fundamentalmente en Madrid. Hoy son más numerosos que las inmobiliarias. Y más despiadados.

crucifijo desahucio

La Iglesia tiene en la Doctrina Social su manual de gestión. Y, si de verdad aún no se ha dado cuenta, es hora de que sepa que en una sociedad en la que reclama, con toda lógica, sus derechos para ser tratada en igualdad de condiciones, también se le exigirán cuentas por sus obligaciones. Pero quien realmente resultará ser su juez más implacable será el mismo que estos días volverá a vibrar con la conmovedora escena del establo. No entendería comportamientos que mostrasen a una Iglesia que, más que ofrecer techo, enviase órdenes de desahucio.

Lea más: