En noviembre de 2016, el papa Francisco, en un mensaje dirigido a los participantes en el Segundo Simposio Internacional sobre la gestión económica de los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, hacía referencia al desafío educativo que supone la economía, exhortando a repensarla desde la fidelidad al carisma.
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Este reto educativo recae principalmente en los ecónomos y en todas las personas involucradas en las decisiones del instituto. “A ellos se les pide tener la capacidad de ser prudentes como serpientes y sencillos como palomas (cf. Mt 10, 16). Y la astucia cristiana permite distinguir entre un lobo y una oveja, porque hay muchos lobos disfrazados de ovejas, ¡especialmente cuando hay dinero en juego!”.
Construyendo al buen ecónomo
Desde Alveus creemos que los ecónomos tienen, o deberían tener, como primer criterio de valoración de la administración, la fidelidad al carisma junto a los fines propios de cada instituto. Algo a lo que también hace referencia el papa Francisco, esta vez en el Primer Simposio Internacional sobre la gestión económica: “Se debe vigilar atentamente para que los bienes de los institutos sean administrados con cautela y transparencia, sean tutelados y preservados, conjugando la prioritaria dimensión carismático-espiritual con la dimensión económica y la eficiencia, que tiene su propio humus en la tradición administrativa de los institutos que no tolera derroches y está atenta al buen uso de los recursos”.
Pero es fundamental una base económica sólida para poder hacer realidad la misión y personas formadas que gestionen ese patrimonio.
Un ecónomo es el responsable de tu relación con el dinero, de cómo lo administras y para qué lo usas, por lo que debe poseer sólidos conocimientos en materia jurídica, contable, económica y financiera. Debe estar bien preparado para dar orientaciones que sirvan para la correcta administración de los recursos y para ayudar a su comunidad a entender mejor.
Acompañando al cambio
En Alveus sabemos muy bien que el mundo financiero se caracteriza por un enorme dinamismo; un constante movimiento que requiere de esfuerzo y capacidad para adaptarse a las complejas y cambiantes realidades financieras.
El ecónomo debe mostrarse abierto a disponer de más y mejor información y estar preparado, a la luz de la Doctrina Social de la Iglesia, para poder solventar eficazmente los nuevos retos. En este sentido, el ecónomo debe impulsar la formación permanente. Algunos institutos ya están poniendo en marcha iniciativas encaminadas a este fin.
La formación ayuda a comprender la importancia de la economía, la contabilidad y, como herramientas imprescindibles, el análisis financiero de balances, las cuentas de resultados y los flujos de caja, a la hora de tomar decisiones correctas que te ayuden en tu misión.
Te ayudamos
En las orientaciones que la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica (CIVCSVA) realiza en Economía al servicio de la misión (2018, p.95), la cada vez mayor complejidad de las situaciones económico-administrativas hace que en muchas ocasiones sea indispensable la colaboración con profesionales externos; con prioridad a aquellas personas conscientes de las peculiaridades de los institutos y que sean expertos en el ámbito de intervención específico.
Desde Alveus realizamos frecuentemente cursos y seminarios de formación específica para ayudarte a entender los distintos riesgos a los que se enfrenta la gestión financiera, sus formas de mitigarlos y a que la gestión de tus bienes esté alineada con tu misión. Eso es también repensar la economía.
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