El papa Francisco no tiene fama de dedicar mucho tiempo a pensar en asuntos o disputas doctrinales. De hecho, a menudo se ríe de los teólogos por obsesionarse por los matices, reciclando una cita del patriarca Athenagoras de Constantinopla a Pablo VI en 1964 tras un encuentro histórico: “¡Conseguiremos la unidad, y luego pondremos a todos los teólogos en una isla para que piensen sobre ello!”.
A pesar de ello, Francisco no puede hacer desaparecer dichas luchas doctrinales completamente, porque el cristianismo es lo que se conoce como una religión asentada en un credo. En realidad, cada uno de los últimos 3 años de su papado ha estado marcado por un debate doctrinal definitorio, y 2019 parece que va a ser igual. Lo fascinante de estos debates es que cada uno de ellos, de una manera o de otra, se han centrado en la Eucaristía –lo que sugiere que en la era Francisco la teología eucarística puede ser la línea divisoria determinante–.
Sobre la fe personal de Francisco en la Eucaristía, no puede haber duda. Por ejemplo, durante una audiencia general en noviembre de 2017, se refirió a la celebración de la misa como “un rayo de ese sol sin ocaso que es Jesús resucitado”. En junio de 2018, en la tradicional fiesta del Corpus Cristi, dijo que solo el Cuerpo y la Sangre de Cristo, el alimento de la vida, puede satisfacer el hambre de amor de los corazones.
La misa, el cielo y la tierra
El pasado agosto, Francisco calificó la comunión como un anticipo del cielo. “Cada vez que participamos en la santa misa, en un cierto sentido, anticipamos el cielo en la tierra, porque del alimento eucarístico, el Cuerpo y la Sangre de Jesús, aprendemos qué es la vida eterna”. Y a pesar de este fervor eucarístico, los críticos dicen que Francisco ha puesto en peligro las creencias tradicionales sobre este sacramento.
Cuando el Papa publicó ‘Amoris laetitia’ en 2016, abrió la caja de los truenos internos con el comentario sobre la comunión de los católicos divorciados vueltos a casar. Aunque esa cuestión incidía en la teología sobre el matrimonio y otros aspectos, en su meollo estaba la pregunta de qué es la Eucaristía y cuáles las condiciones adecuadas para recibirla.
Francisco y sus asesores insistieron que esta decisión en ‘Amoris’ no implicaba ninguna revisión de la doctrina, y mientras, sus críticos lo fustigaron como un rechazo radical de lo que había antes. En cualquier caso, la cuestión es que el desacuerdo sobre cómo entender la Eucaristía estaba en los debates sobre ‘Amoris’.
Comunión a esposos protestantes
De igual manera, la pelea doctrinal del 2018 se centró en Alemania, donde casi dos tercios de los obispos apoyaban unas medidas para abrir la comunión –en determinadas circunstancias– a esposos protestantes de católicos. Mientras que un grupo de prelados alemanes objetaron, forzando al Vaticano a reunirse sobre este tema, Francisco simplemente dejó la decisión en las manos de la conferencia episcopal y sus miembros, con el resultado de que no hay un estándar nacional en estos momentos.
Aquel debate fue también sobre la naturaleza de la Eucaristía, en parte porque afloró la cuestión de lo que significa estar en “comunión” con la fe católica. Aunque acaba de empezar 2019, es posible que la controversia doctrinal de este año se centre también en la Eucaristía.
Hay rumores circulando que dicen que Francisco puede estar preparando un servicio de comunión ecuménica con protestantes –en concreto luteranos–, cuyos detalles se han confiado a un grupo de trabajo. La idea es que, pese a los matices que separan la idea de Eucaristía de los luteranos y los católicos, no serán demasiado serios para poder recibir el sacramento conjuntamente, por lo menos bajo ciertas circunstancias.
Una cuestión de agenda
Estos rumores, por cierto, llevan circulando desde que Francisco fuera a Suecia en 2016 para celebrar el 500 aniversario de la Reforma y pueden ser exagerados o inexactos. Pero el hecho de que circulen ya es revelador, en parte por lo que habla de la percepción del Papa sobre su visión de la Eucaristía. ¿Por qué se ha convertido la Eucaristía en el punto álgido doctrinalmente hablando de la era Francisco? En parte puede ser porque Francisco ha heredado una serie de interrogantes sobre la Eucaristía y se ha sentido obligado a responderlos. En ese sentido, es menos una cuestión de elección personal que de agenda.
Y, por otro lado, la Eucaristía como auténtica presencia de Cristo, ha sido tradicionalmente una piedra angular en la identidad católica, una convicción que distingue a los católicos. Con un Papa que parece determinado a terminar con estas distinciones para enfatizar los puntos en común, no es de extrañar que las ideas antagónicas sobre la Eucaristía, y especialmente quién puede recibirla, hayan aparecido en la superficie.
Aunque por mucho que Francisco haga bromas sobre la torpeza o la pedantería de los teólogos, la doctrina es parte de la vida de la Iglesia católica y en esta era, esos teólogos parece que tienen mucho de lo que hablar, empezando por lo que este Papa está enseñando de palabra y obra sobre el principal sacramento de la fe.