Este lunes 9 de enero se conoció la triste noticia de la partida del mexicano Fray Miguel Concha Malo, precursor por más de 40 años de las luchas por los derechos humanos de las poblaciones más vulnerables y director general del Centro de Derechos Humanos Fray Francisco de Vitoria, que por décadas ha impulsado diversas causas y alzado la voz ante las diversas violaciones.
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Fray Miguel siempre se asumió como defensor de los derechos humanos con una visión clara: que las víctimas estaban en el centro de la misión de las obras que impulsó, teniendo una aproximación solidaria que implicaba el intercambio de saberes y el diálogo con grupos que a veces parecían antagónicos. Sostuvo una visión transdisciplinar que implicó salir de su zona de confort para ahondar en los recovecos jurídicos de los marcos que siempre se han visto rebasados por el dolor y el sufrimiento que apenas conocemos en cifras; también tuvo una prolífica carrera como periodista, académico y como impulsor de múltiples organizaciones que fueron creciendo en relevancia para la exigibilidad y defensa de los Derechos Humanos en México.
Con la partida de Fray Miguel, se va un precursor de la labor de defensoría en un México con retos enormes en la materia. Nuestro país es considerado por las organizaciones internacionales como uno de los más riesgosos en el mundo para los defensores de derechos humanos y también para quienes ejercen el periodismo.
Entre enero y septiembre de 2021, la Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos reportó 10 asesinatos de defensores de derechos humanos en el país. Algunos informes recientes identifican que, entre junio de 2021 y mayo de 2022, “hubo 307 actos de detención arbitraria, cuyo blanco y objetivo principal fue desarticular el ejercicio y la defensa del Derecho humano a la protesta”. [1]
La situación crítica de riesgo de quienes trabajan en este ámbito excede las fronteras mexicanas y afecta a toda la región. La CEPAL estima que en la región ocurre el mayor número de asesinatos a defensores en el mundo, el 68%. [2]
Hay ciertas tendencias que han colocado en entredicho a raíz de la pandemia la posibilidad de ejercer las manifestaciones más sencillas de libertad de expresión y protesta en muchos rincones latinoamericanos. Si bien no siempre se emplea la violencia física directa, se despliegan tácticas diversas para silenciar o poner en riesgo a quienes señalan o exigen los derechos de las personas más vulnerables. Estas expresiones pueden incluir disposiciones que criminalizan la protesta; acciones judiciales para lograr el hostigamiento; campañas de desinformación o desprestigio.
El contexto que México y la región heredan a la partida de Fray Miguel resulta desafiante para las nuevas generaciones de defensores. Muchas de las prácticas a la hora de hacer defensa han cambiado con el tiempo, una parece constante y es estar dispuesto a darlo todo a correr el riesgo, incluso pagar el precio de pagar con la misma vida. Siempre con argumento y con visión, ofreció el crédito y reconoció la influencia de las personas luchadoras que le inspiraron desde los años 80´s durante las guerras centroamericanas. Será grandiosa la semilla sembrada mediante décadas y el legado institucional que queda implícito en toda una generación.
[1] Defender los Derechos Humanos en México, entre la omisión y la simulación: Informe junio del 2021 a mayor del 2022, Comité Cerezo México.
[2] América Latina: defensoras de los derechos humanos, víctimas por partida doble, DW.
