JOSÉ BELTRÁN | Director editorial de Vida Nueva
MIÉRCOLES 11. Conozco a Dolores. Y supera las expectativas creadas. Eran muchas. Lo supera desde abajo. Desde el saber en la humildad, desde el expresar con la sencillez. Desde el entretejer la vida con la Palabra sin puntillas, solo con pespuntes de los que nunca se deshilachan porque están bien cosidos al interior.
SÁBADO 14. Profético. Valiente. Eclesial. Elías Royón encamina la misión compartida entre laicos y religiosos. Abre el encuentro celebrado en El Recuerdo. Cuando nadie se lo espera, la gripe le roba la voz. Solo un par de estornudos ejercieron de aviso. Silencio en la sala. Discurso interrumpido. Osoro toma sus papeles con naturalidad y continúa leyendo las palabras de otro. La pasión de un religioso en boca de su pastor. Ovación. Comunión en signo real. No es el único. Dejarse hacer. Va a ser verdad que “juntos somos más”.
DOMINGO 15. Hay que tocar de cerca la discapacidad. El dolor. La enfermedad. No como prueba, pero sí como medio para despertar la empatía que enterramos en esa “globalización de la indiferencia”. Para constatar lo que es verse postrado de un día para otro. Para acompañar. Para minimizar la superficialidad que nos atrapa, que me engaña. Cuaresma pura.
MARTES 17. Evidencias, pero no certezas. Es lo que ofrecen los huesos de Cervantes. No hay posibilidad para la prueba de ADN. No hay garantía total. Y ahí es donde nos la jugamos. En el riesgo. Donde se pone en valor la confianza. En lo que falta para completar que las evidencias sean ciertas. Cuestión de fe.
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En el nº 2.934 de Vida Nueva.