Rafael Salomón
Comunicador católico

Hijos, ¿de sacerdotes?


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El jovencito me abordó al final de la conferencia que había impartido en la comunidad parroquial y muy serio, me dijo que no existían las casualidades y que la razón de que hubiera estado ahí era para darle visibilidad a su situación de vida. Con amabilidad le pedí que se expresara con plena libertad. Su manera de vestir era un tanto seria, nada de pantalones rotos y playeras con leyendas de rock; más bien, su atuendo era el de un adulto, camisa blanca y pantalón formal, no era mayor de 15 años.



Me sorprendió la forma de expresarme lo que le acontecía. Me comentó que su situación era muy complicada y que podría poner en serios problemas especialmente a su papá. Volví a rectificar que podía expresarse con libertad, así que, sin más lo dijo de manera clara.:”Mi papá es sacerdote y desde muy pequeño me han obligado a callarlo, para ‘todo el mundo’ debo referirme siempre como si fuera mi tío, pero no, es mi padre”.

He tenido que callar y guardarme tantos sentimientos, sé que escribes para algunos portales católicos y mi intención es qué conozcan lo que vivo y lo que muchos jóvenes al igual que yo, tenemos derecho a que se conozca”. Me quedé pensando en su realidad y por lo que me compartía, sin duda me hablaba con la verdad. No quería protagonismo y mucho menos que expusiera sus nombres. Lo que pedía era que en estos espacios pudiera exponer su realidad.

Existen sacerdotes que tienen hijos, los cuales no deben ser reconocidos porque los cánones así lo estipulan, como lo mencionó este jovencito, su vida se ha visto afectada al no poder reconocer que su papá es un sacerdote.

“Parte de lo que vivimos en nuestra Iglesia católica”

No era reclamo, simplemente entendía que su existencia se había visto afectada, porque siempre tenía que esconder esa información y que en algún momento se sentía confundido porque en la intimidad familiar, su papá era el mejor padre, pero que una vez saliendo de casa, tenía que asumir la realidad y esconderse, porque nadie, absolutamente nadie entiende su situación de vida. Por ello y por supuesto mi empatía, me han motivado a escribir acerca de lo que vive este joven.

Sacerdote de espaldas

Sacerdote de espaldas. Foto: Unsplash

Dividido, incomprendido y sobre todo, infeliz. El celibato es un tema muy importante en cuanto a los sacerdotes y religiosas, pero cuando no se lleva a cabo, suceden este tipo de complicaciones donde las conciencias y los integrantes de la parroquia no muestran ningún rasgo de misericordia. Es mucho más que sólo aceptarlos, se trata de un ser humano que por diferentes razones y circunstancias nació y que merece expresar lo que siente.

Algo que enfatizó fue que siempre tenía que callar, hacer silencio ante la pregunta de ¿quién es tu papá? Ni la familia más cercana estaba dispuesta a escucharlo, inmediatamente sentía el rechazo y la incredulidad y ya no estaba dispuesto a seguir viviendo así. De esta manera he cumplido con la petición de este joven que seguro será la voz de muchos más quienes ya no están dispuestos a guardar silencio.

Entiendo que es un tema muy delicado y complejo, pero también es parte de lo que vivimos en nuestra Iglesia católica y por ningún motivo debemos cerrar los ojos o mirar hacia otro lado. Que el Espíritu Santo nos dé el entendimiento necesario para comprender esta y otras cuestiones que son una realidad.

En la Iglesia Latina, los sacerdotes y ministros ordenados, a excepción de los diáconos permanentes, “son ordinariamente elegidos entre hombres creyentes que viven como célibes y que tienen la voluntad de guardar el celibato ‘por el Reino de los cielos’ (Mt 19,12)”. (Catecismo de la Iglesia Católica n. 1579).

Todos los sacerdotes “están obligados a observar una continencia perfecta y perpetua por el Reino de los cielos, y, por tanto, quedan sujetos a guardar el celibato”. (Código de Derecho Canónico c. 277).