En 1970, el hace tres años fallecido Hans Küng publicó su polémico libro ‘¿Infalible? Una pregunta’. Al poco tiempo, en 1975, la entonces Congregación -hoy Dicasterio- para la Doctrina de la Fe lo citó para discutir, entre otras cosas, sobre las tesis de ese texto, en donde se cuestionaba el dogma de la infalibilidad papal.
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El teólogo suizo no se presentó al debate -era conocida la animadversión mutua entre él y Juan Pablo II-, por lo que cuatro años después, en 1979, la Santa Sede le retiró la licencia para enseñar teología católica, en la Universidad de Tübingen, Alemania.
Pasó el tiempo, y su colega y amigo de la juventud, rival en la edad adulta, Josep Ratzinger, ya convertido en Benedicto XVI, lo recibió en el Vaticano, donde tuvieron un encuentro calificado por ambos de cordial y afectuoso.
Pero fue hasta el 2016, ya con Francisco de Roma, en que Küng regresa sobre el tema. Y no era para negar en forma terminante la validez del dogma, sino para para discernirlo, matizarlo, actualizarlo, sobre todo con miras al necesario diálogo con otras iglesias cristianas y otras confesiones religiosas.
Y es que, aunque tal prerrogativa papal -proclamada como dogma desde el 18 de julio de 1870, con la Constitución Apostólica del Concilio Vaticano I, Pastor Aeternus-, y basada en la promesa de Jesús a Pedro de que tendría una especial asistencia, ha sido utilizada solo una vez, cuando Pío XII proclamó en 1950 el dogma de la Asunción de María al cielo, choca de manera permanente con los esfuerzos ecuménicos por acercarse a otros credos.
Pues, para regocijo de Küng en el cielo y de muchos más en la tierra, el Dicasterio para la Unidad de los Cristianos, acaba de publicar un documento: “El Obispo de Roma. Primacía y sinodalidad en los diálogos ecuménicos y respuestas a la encíclica ‘Ut unum sint‘” (1995).
La iniciativa se encuadra en el deseo del papa Francisco, manifiesto de la Evangelii Gaudium #32, de buscar una conversión del papado: “Dado que estoy llamado a vivir lo que pido a los demás, también debo pensar en la conversión del papado… También el papado y las estructuras centrales de la Iglesia universal necesitan escuchar el llamado a una conversión pastoral“.
El nuevo escrito busca estimular una mejor investigación teológica, y extender sugerencias prácticas para mejorar el diálogo ecuménico.
Enhorabuena. El solo vocablo de ‘infalibilidad’ genera mucho ruido no solo en ambientes eclesiales, sino en la sociedad entera, cada vez más reacia a aceptar verdades monolíticas y unipersonales.
Pro-vocación
No obstante que el Vaticano prohibió las llamadas ‘terapias de conversión gay’ en España, y que las leyes civiles también las vetan en casi toda Europa, ellas siguen vigentes en Italia ‘por ser un país de profunda tradición católica’. Vaya catolicismo.