Por si no fuese suficiente una emigración y un exilio de millones de venezolanos que escapan de un régimen político que consideran perjudicial para ellos y sus familias, y unas elecciones en las que no se pueden ver sus actas ni comprobar cuales han sido los principales resultados de las elecciones, las afirmaciones del principal dirigente de este país, que se comporta como un verdadero dictador, nos muestran una realidad que difícilmente aceptaríamos en un político español.
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El pasado 17 de agosto, en la “Gran marcha nacional por la paz y en apoyo a la victoria del presidente Nicolás Maduro”(cuya retransmisión puede ser vista en www.dailymotion.com Este afirmó: “Miren compatriotas, nosotros estamos enfrentados a unos demonios. Cuando yo digo que estamos enfrentados a unos demonios no estoy exagerando. Ellos tienen un pacto satánico con la Iglesia Satánica de Estados Unidos. La Sayona[1] se pone un medallón y unas cosas raras porque tiene un pacto con Elon Musk y la Iglesia Satánica de Detroit. Por eso es que yo digo que estamos enfrentados a un Goliat Satánico”
¿Se imaginan a alguno de nuestros políticos haciendo una afirmación de esta clase? ¿Diciendo que Sánchez o Feijoo son un demonio y que tienen pactos satánicos con iglesias estadounidenses? Y decirlo, además, en público, en una retransmisión en directo. Definir a la oposición como un Goliat Satánico y decir que no se exagera, parece de todo menos democrático. Cuando se le quita a la población la posibilidad de debatir sobre cosas serias, no queda más que insultar a quien piensa de manera diferente. Y cuando más exagerados son los insultos, parece que mejor.
Si estas declaraciones las hubiese hecho un obispo en nuestro país hablando de cualquier persona, hubiera habido una reacción por parte de muchos sectores contra esta manera de expresarse. Sin embargo, esas mismas personas que habrían puesto el grito en el cielo con esta clase de declaraciones si fuesen proferidas por determinados cargos, no parecen verse afectadas por ellas, o no creen que son dignas de censura, si quien las hace es un dirigente dictatorial de un país hispanoamericano.
Anular los lazos
Cuando los argumentos se acaban, no hay nada como acusar de fascista (también lo hizo en esta marcha) y de demonio al oponente. Utilizar estos apelativos corta la posibilidad de conversación y de diálogo con la oposición. Contra los demonios no se puede hacer otra cosa que combatirlos, no hay posibilidad de redención. Anulamos los lazos y solamente queda justificada su prisión o exterminio. Se justifica así la represión a quienes solamente quieren el mal para los demás. Poca democracia puede haber cuando esto sucede en un país…