Rafael Salomón
Comunicador católico

Inteligencia artificial ¿para recordar y conectar con los fallecidos?


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Un video en internet me hizo estremecer, mostraba que, con fotografías de una persona fallecida podía darle movimiento, voz y emociones a la imagen tridimensional, como si se hubiera grabado en tiempo real.



Al principio parecerá una buena idea; sin embargo, conforme el video avanza el dolor de quien está experimentando en lo que conocemos como realidad virtual, se nota que su tristeza es enorme porque sabe que sólo es una imagen creada por algo llamado inteligencia artificial (IA), que no es real, pero sus sentidos están ‘convencidos’ de que está nuevamente con la persona que ha muerto.

Es un momento de gran confusión, la realidad nos recuerda que ha fallecido y que esa imagen es imposible que sea verdadera. Quienes han creado esa aplicación defenderán que es una experiencia única y quienes conocemos el dolor de la difícil y complicada aceptación de la muerte, sabemos que es una forma muy sencilla de volver a recordar el profundo dolor de perder a un ser querido, es devastador y aniquilador aceptar la pérdida.

¿Revivir a los muertos utilizando la tecnología?

Personalmente no lo recomiendo, no estoy de acuerdo y me parece que este tipo de ‘opciones’ lejos de ayudar, complican los procesos de aceptación de la pérdida, algo fundamental en la vida humana. Entender que si tenemos vida, entonces moriremos. La memoria de nuestros seres queridos debe ser respetada de manera personal, con sentimientos únicos y en la justa medida.

La IA es capaz de generar cualquier escenario con algunos datos y eso está bien, pero, generar imágenes que nos inviten a pensar que aún siguen con vida, es poco saludable para quienes deseamos con todas nuestras fuerzas, que nuestros seres queridos volvieran a tener vida, lo más saludable es aceptar la pérdida.

Padre e hija

Padre e hija. Foto: Unsplash

Estamos frente a un tema que plantea diferencias sobre los efectos psicológicos y espirituales de ‘revivir a los muertos’ utilizando la tecnología, ignorando la finitud de nuestras vidas y hacerlo puede ser perturbador para algunas conciencias.

Comprendiendo que no volverán a estar con nosotros

Entiendo que los avances en estas áreas de la tecnología van en aumento y que debemos ser cuidadosos en estos temas, ya que algunos psicólogos comentan que en ocasiones puede ayudar a mantener la memoria y puede ser un momento para reconfortar a la familia, pero también están los que opinan que no es correcto.

Debemos aceptar que nuestros seres amados se van y no regresan, esa es una verdad que nos duele hasta lo más profundo y que los creyentes sabemos que un día nos volveremos a reunir en ese cielo prometido, donde no habrá dolor, ni lágrimas, pero para ello necesitamos continuar con nuestra vida, recordarlos con amor y hacer de nuestra oportunidad de vivir un homenaje saludable a la vida de ellos, pero siempre comprendiendo que no volverán a estar con nosotros y eso duele en lo más profundo de nuestro corazón.

Aprender a vivir sin la persona amada

Otra imagen que me llenó de un profundo dolor, fue una mujer que perdió a su hija de nueve años y vuelve a verla correr y escucha que le llama ‘mamá’, verdaderamente es desgarrador ver la reacción de la madre al volver a estar con su pequeña, quien lo vea se le parte el corazón. Es ahí donde el mensaje de Jesucristo adquiere verdadera fuerza:

“Entonces Jesús le dijo: —Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí vivirá, aunque muera; y todo el que vive y cree en mí no morirá jamás—”. Juan 11, 25-26.

Quisiéramos no morir, desearíamos nunca despedirnos, sería maravilloso, pero la vida es así y debemos aprender a vivir sin la persona amada, aceptarlo es también un acto de amor.