Enrique Lluc
Doctor en Ciencias Económicas

Invitar y regalar


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Mientras que en la anterior entrada hablábamos de aquellas intervenciones en redes sociales que muestran lo que hace la persona que las crea, o que se centran en mensajes cortos con frases que pretenden mover el corazón del lector o apoyar sus ideas, en esta entrada voy a revisar aquellas entradas que buscan invitar a determinadas actividades y aquellas que regalan pensamientos, sermones o análisis más preparados.



En primer lugar nos encontramos a aquellos consagrados que utilizan las redes para invitar a quienes les siguen o se topan con ellos a actividades organizadas por ellos, por sus parroquias, movimientos, congregaciones, diócesis, etc. En estos casos, lo primordial es la invitación y la información. La red social se convierte en un medio de difusión, de publicidad, de comunicación. Es una manera de que la gente conozca que se ha organizado un retiro, que se invita a un concierto, a una eucaristía, a las fiestas patronales. Se trata de que haya personas que reciban información sobre aquellas actividades de cariz religioso que pueden ser interesantes para ellas.

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Parece que esta manera de comunicarse puede ser interesante para aquello de lo que hablaba Francisco en su alocución a los influentes, es decir, que lo virtual lleve a lo presencial, que sea una manera de que las personas se acerquen a convivir con sus hermanos, a compartir con otros un momento de formación, de oración, de convivencia, de celebración, etc.

Regalar el trabajo

En segundo lugar vamos a hablar de aquellos que regalan su sabiduría, su pensamiento, su trabajo, su estudio. Es decir, aquellos consagrados que dedican un tiempo a comentar la lectura del día, o la lectura dominical, o a comentar actualidad y contemplarla desde una mirada cristiana, o a sugerir y acompañar un momento de oración. Estas intervenciones ya no ser limitan a una simple frase más o menos acertada u ocurrente, sino que provienen de una preparación, de algo pensado y programado. Se pretende regalar a los demás aquello que se ha trabajado previamente, aquello que deriva de años de estudio, de oración y de trabajo que se ven plasmados en comentarios a la palabra, a la actualidad, a aquello que sucede alrededor o en una invitación a la oración o el silencio.

En esas dos actitudes en redes, el centro ya no suele estar en el emisor, sino en el mensaje que se emite, en aquello que se dice o a lo que se invita. En la medida que tanto la invitación como los diversos comentarios sean acertados para acercar a las personas a la misericordia y la ternura del amor de Dios, podemos encontrarnos ante una postura más parecida a la que proclama Francisco como adecuada para la comunicación virtual. El centro de estas entradas ya no está en uno mismo, en exponer lo que se hace o lo que se es o en sus propios sentimientos o estados de ánimos, sino en ofrecer a los demás oportunidades para la fe, para la oración o pensamientos y reflexiones que ayuden a crecer como personas.